Última actualización:
03/20/2024
Años publicados: 2020
NORD agradece a Raymond Douglas, MD, PhD, Cirujano Oculoplástico y Órbita Estética Internacional, por su ayuda en la preparación de este informe en inglés. El informe en inglés fue traducido al español y modificado por Gioconda Alyea, médica genetista brasileira, el 20 de marzo del 2024.
Esta afección no cumple con la definición de enfermedad rara en los EE. UU. (menos de 200.000 estadounidenses). Sin embargo, puede haber formas de esta afección que sean raras. NORD publica este informe porque hay información limitada disponible sobre esta afección y para beneficio de las personas afectadas.
La enfermedad ocular tiroidea o enfermedad ocular de Graves es una enfermedad caracterizada por inflamación progresiva y daño a los tejidos alrededor de los ojos, especialmente al músculo extraocular (músculos que no son solamente de los ojos), al tejido conectivo y al tejido adiposo.
La enfermedad ocular tiroidea se caracteriza por dos fases, una fase activa de la enfermedad en la que hay inflamación progresiva, hinchazón y cambios en los tejidos. Esta fase se asocia con una variedad de síntomas que incluyen dolor, sensación de arenilla en los ojos, hinchazón o posición anormal de los párpados, ojos llorosos, ojos saltones (proptosis) y visión doble (diplopía). La fase activa puede durar desde aproximadamente 6 meses hasta 2 años. A esto le sigue una fase inactiva en la que la progresión de la enfermedad se ha detenido. Sin embargo, algunos síntomas como visión doble y ojos saltones pueden persistir.
En algunas personas, pueden desarrollarse cambios estéticos y una discapacidad significativa. Aunque es poco común, en casos graves puede ocurrir pérdida de la visión.
La enfermedad ocular tiroidea es un trastorno autoinmune. Un trastorno autoinmune es aquel en el que el sistema inmunológico adaptativo del cuerpo, que lo protege de sustancias infecciosas u otras sustancias extrañas, ataca por error el tejido sano.
El tratamiento incluye medicamentos para revertir el hipertiroidismo, medicación específica, medidas de apoyo y, en algunos casos, cirugía.
La enfermedad ocular tiroidea ocurre con mayor frecuencia como parte de la enfermedad de Graves, que es una enfermedad autoinmune que afecta la tiroides y, a menudo, la piel y los ojos. La tiroides es una glándula con forma de mariposa ubicada en la base del cuello. La tiroides es parte del sistema endocrino, la red de glándulas que secretan hormonas que regulan los procesos químicos (metabolismo) que influyen en las actividades del cuerpo, además de regular la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal y la presión arterial. La enfermedad de Graves se caracteriza por un agrandamiento anormal de la tiroides (bocio) y un aumento de la secreción de hormona tiroidea (hipertiroidismo).
Con menos frecuencia, la enfermedad ocular de la tiroides puede ocurrir en personas que tienen o han tenido una tiroides hiperactiva (hipertiroidismo) o en personas con una tiroides hipoactiva (hipotiroidismo), como las personas que tienen un trastorno llamado tiroiditis de Hashimoto.
Aunque la enfermedad ocular tiroidea es relativamente poco frecuente, actualmente no cumple el criterio principal para ser definida como una enfermedad rara, pero varias formas de la enfermedad se consideran enfermedades raras.
Las señales y los síntomas pueden variar mucho de una persona a otra. Los síntomas oculares pueden variar de leves a graves. Para algunas personas, los síntomas incluyen:
El trastorno también puede variar mucho en su evolución. En algunos casos, el trastorno permanece sin cambios durante muchos años, mientras que, en otros casos, empeorará o mejorará ligeramente. Ocasionalmente, las personas tienen episodios repetidos de empeoramiento (exacerbaciones) de la enfermedad y mejora de la enfermedad (remisión).
Los síntomas iniciales incluyen:
En casos graves, con el pasar del tiempo, pueden desarrollarse síntomas adicionales como:
Puede haber algunas diferencias en los síntomas de la enfermedad según el grupo étnico. Por ejemplo, los pacientes asiáticos tienden a presentar proptosis menos pronunciada y afectación difusa de los músculos extraoculares, así como una tendencia a la retracción del párpado inferior en lugar de la retracción del párpado superior.
La enfermedad ocular tiroidea es un trastorno autoinmune, lo que significa que el sistema inmunológico del cuerpo, que protege al cuerpo de sustancias infecciosas u otras sustancias extrañas, ataca por error al tejido sano. El sistema inmunológico normalmente produce proteínas especializadas llamadas anticuerpos. Los anticuerpos reaccionan contra materiales extraños (por ejemplo, bacterias, virus, toxinas) en el cuerpo, provocando su destrucción. Los anticuerpos pueden matar directamente los microorganismos o recubrirlos para que los glóbulos blancos los destruyan más fácilmente. Los anticuerpos específicos se crean en respuesta a materiales o sustancias específicas. Una sustancia que estimula la producción de un anticuerpo se llama antígeno.
No se comprende bien el proceso exacto por el cual se produce la enfermedad ocular tiroidea. En las personas con enfermedad de Graves, el sistema inmunológico crea un anticuerpo anormal llamado inmunoglobulina estimulante de la tiroides. Este anticuerpo imita la función de la hormona estimulante de la tiroides, que normalmente es producida por la glándula pituitaria. Estos anticuerpos anormales también afectan las células que rodean los ojos y causan los síntomas asociados con el trastorno.
Los investigadores creen que el tejido ocular afectado contiene proteínas que parecen similares a las proteínas de la glándula tiroides y los anticuerpos se dirigen erróneamente a estas proteínas. Los pacientes a menudo también tienen una sobreexpresión de una proteína llamada “receptor del factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1R)”, y se cree que esto desempeña un papel importante en el desarrollo del trastorno. El IGF-1 es una hormona que regula los efectos de la hormona del crecimiento en el cuerpo. Juntos, el IGF-1 y la hormona del crecimiento promueven el crecimiento normal de los huesos y los tejidos.
Sin embargo, no todas las personas con enfermedad ocular tiroidea tienen estas anomalías del sistema inmunológico, lo que sugiere que otros anticuerpos anormales u otros factores pueden causar enfermedad ocular tiroidea en algunas personas. Todavía se están investigando las causas del trastorno.
Las personas con enfermedad ocular tiroidea pueden portar genes o tener susceptibilidad genética a la enfermedad ocular tiroidea. Una persona que está genéticamente predispuesta a un trastorno es portadora de un gen (o genes) para la enfermedad, pero es posible que la enfermedad no se exprese a menos que se desencadene o se “active” en determinadas circunstancias, como por ejemplo debido a factores ambientales particulares (herencia multifactorial).
Se ha descubierto que varios factores de riesgo están asociados con mayores posibilidades de desarrollar una enfermedad grave, y es importante identificar factores de riesgo modificables para los pacientes con riesgo de enfermedad ocular tiroidea o diagnosticados con ella.
Las personas que fuman tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades oculares tiroideas. Las personas que se han sometido a una terapia con yodo radiactivo como tratamiento previo (por ejemplo, para el tratamiento del hipertiroidismo) tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedad ocular tiroidea. Las personas que padecen otros trastornos causados por un mal funcionamiento del sistema inmunológico, como diabetes tipo 1 o artritis reumatoide, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad ocular tiroidea. Otros factores de riesgo pueden incluir la deficiencia de selenio y vitamina D. La apnea obstructiva del sueño (AOS) es otro posible factor de riesgo modificable que se ha identificado.
Lu prevalencia actualmente se estima entre 90 y 300/100.000 habitantes. La enfermedad ocular tiroidea afecta a todos los grupos étnicos y más mujeres que hombres, aunque los hombres tienen más probabilidades de padecer una forma grave de la enfermedad. Hay un componente genético en el trastorno y las personas que tienen un familiar con la enfermedad o un familiar con una enfermedad autoinmune tienen un mayor riesgo de desarrollar el trastorno. Es más probable que el trastorno ocurra durante la mediana edad.
Aunque la enfermedad ocular tiroidea es relativamente poco frecuente, no cumple el criterio principal para ser definida como una enfermedad rara (la Ley Estadounidense de Medicamentos Huérfanos (1983) definió las enfermedades raras en Estados Unidos como trastornos que afectan a <200 000 personas en el país, lo que se traduce en una prevalencia de 86 por 100 000).
Sin embargo, varias formas de la enfermedad como la orbipatia eutiroidea de Graves y la enfermedad ocular tiroidea asociada con dermopatía tiroidea o acropaquia, están muy por debajo de este umbral y pueden considerarse enfermedades raras.
El diagnóstico de enfermedad ocular tiroidea se basa en la identificación de los síntomas característicos, una historia y una evaluación clínicas detallada y una variedad de pruebas especializadas. Ciertos síntomas que ocurren en la enfermedad ocular de la tiroides a menudo son obvios y pueden posibilitar un diagnóstico mediante un examen físico. Algunas personas afectadas han informado que sus ojos “no se sentían bien” antes de que comenzaran los síntomas de la enfermedad.
Las personas sospechosas de tener una enfermedad ocular tiroidea se someterán a un examen ocular completo. Esto puede incluir medir el grado de proptosis (ojos saltones) usando un dispositivo llamado exoftalmómetro. Este pequeño dispositivo le permite al oftalmólogo medir cuánto se han movido los ojos (desplazamiento) hacia adelante.
En la enfermedad de moderada a grave, se puede utilizar una técnica de imagen especializada llamada tomografía computarizada (TC) para evaluar si el nervio óptico está comprimido por músculos inflamados y agrandados del ojo. Durante la tomografía computarizada, se utilizan una computadora y rayos X para crear una película que muestra imágenes transversales de ciertas estructuras de tejido. Se pueden realizar exámenes oculares periódicos para evaluar la claridad de la visión (agudeza visual) de una persona.
Las personas afectadas pueden someterse a pruebas de función tiroidea para detectar una causa subyacente de la enfermedad ocular tiroidea, como la enfermedad de Graves o el hipotiroidismo. Estas pruebas pueden detectar niveles elevados de hormonas tiroideas o de anticuerpos en la sangre.
La persona afectada puede necesitar ser consultada y tratada por un equipo de especialistas que puede incluir internistas generales, médicos que se especializan en diagnosticar y tratar trastornos oculares (oftalmólogos), incluidos oftalmólogos con experiencia en el tratamiento de enfermedades oculares tiroideas, médicos que se especializan en diagnosticar y tratar trastornos del sistema hormonal (endocrinólogos), psicólogos y otros profesionales de la salud. Estos especialistas deben trabajar en conjunto y de forma coordinada para planificar el tratamiento de forma sistemática e integral. El apoyo psicosocial también es esencial.
En enero de 2020, la Administración de Medicamentos y Alimentos de los EE. UU. (FDA) aprobó el medicamento llamado teprotumumab (Tepezza®), el primer fármaco aprobado indicado para tratar la enfermedad ocular de la tiroides. Teprotumumab inhibe (o bloquea) la actividad de la proteína factor de crecimiento similar a la insulina-1, que se cree, como comentado antes, que desempeña un papel importante en el desarrollo de esta enfermedad. Las personas afectadas han mostrado una mejora grande en la proptosis, la visión doble y la calidad de vida general cuando toman teprotumumab.
En las personas afectadas que tienen enfermedad de Graves, el tratamiento incluye revertir el hipertiroidismo. El tratamiento del hipertiroidismo de la enfermedad de Graves es importante, pero no mejorará los síntomas de la enfermedad ocular de la tiroides.
Algunas personas con enfermedad ocular tiroidea leve pueden ser tratadas con medidas de apoyo, como gafas de sol oscuras para tratar la sensibilidad a la luz, ungüentos, lágrimas artificiales y/o prismas adheridos a las gafas. Los prismas pueden ayudar a corregir la visión doble. Algunas personas pueden usar un parche en el ojo para controlar la visión doble.
Las personas con enfermedad de moderada a grave pueden recibir corticosteroides, que son medicamentos que reducen la inflamación y la hinchazón, pero que no afectan la diplopía ni la proptosis. La prednisona es un corticosteroide común que se usa para tratar a personas con enfermedad ocular de la tiroides.
Las directrices EUGOGO de 2021 también recomendaron el uso del medicamento micofenolato junto con corticoides.
Algunas personas con enfermedad de moderada a grave pueden eventualmente requerir cirugía. La cirugía también se utiliza para tratar a personas con enfermedad grave. Generalmente se recomienda evitar la cirugía hasta que haya finalizado la fase activa de la enfermedad. Los médicos tratarán los síntomas lo mejor que puedan y luego realizarán la cirugía una vez que la inflamación y la hinchazón hayan disminuido. La cirugía puede ser necesaria durante la fase activa si los médicos consideran que la visión de una persona está en riesgo debido a la progresión de la enfermedad.
Las cirugías incluyen descompresión orbitaria, cirugía de motilidad y cirugía del párpado. Durante la cirugía de descompresión orbitaria, un cirujano extrae el hueso entre la cuenca del ojo (órbita) y los senos paranasales. Esto permite que el ojo vuelva a su posición natural dentro de la cuenca del ojo. Esta cirugía generalmente se reserva para personas que corren riesgo de perder la visión debido a la presión sobre el nervio óptico o en quienes otras opciones de tratamiento no han funcionado.
Las cirugías también pueden ayudar a mejorar los ojos saltones (proptosis) y la posición de los párpados. La cirugía de motilidad implica reposicionar ciertos músculos alrededor de los ojos para reducir o eliminar la visión doble.
La enfermedad ocular tiroidea puede causar cambios notables en la apariencia facial de una persona que no pueden tratarse por completo.
La depresión es común en personas con este trastorno y los cambios cosméticos pueden causar angustia emocional significativa y afectar el bienestar emocional. Se recomienda que un psicólogo forme parte de un plan de tratamiento para personas con enfermedad ocular de tiroides para trabajar con las personas afectadas durante y después del tratamiento.
Algunas personas con formas leves de la enfermedad se han beneficiado del selenio, que es un suplemento de venta libre. Es un mineral que se encuentra comúnmente en el suelo y en pequeñas cantidades en muchos alimentos. En estudios limitados, el selenio fue más eficaz en personas que vivían en áreas donde el selenio no era común en el suelo, y no se sabe si las personas afectadas que vivían en áreas ricas en selenio verían los mismos beneficios.
Se están estudiando varios medicamentos para la enfermedad ocular tiroidea, incluidos tocilizumab, rituximab y micofenolato de mofetilo. Algunos de estos medicamentos se encuentran en ensayos clínicos. Es necesaria más investigación para determinar la seguridad y eficacia a largo plazo de estos medicamentos como tratamientos potenciales para la enfermedad ocular de la tiroides.
Durante décadas, la radioterapia orbitaria se ha utilizado para tratar a algunas personas con enfermedad ocular tiroidea. La radioterapia utiliza rayos X o formas similares de radiación para destruir directamente el tejido dañado. En la enfermedad ocular tiroidea, la radioterapia se dirige hacia la cuenca del ojo (radioterapia orbitaria). La radioterapia orbitaria se puede administrar sola o junto con corticosteroides o cirugía de descompresión. Sin embargo los estudios no han mostrado que realmente sea eficaz para la enfermedad ocular tiroidea.
Las recomendaciones del Grupo Europeo de Orbitopatía de Graves (EUGOGO) se pueden resumir en las siguientes:
Hay varios ensayos en curso de otros medicamentos dirigidos al tratamiento del trastorno ocular de la tiroides. Estos incluyen secukinumab, un anticuerpo monoclonal humano anti-interleucina-17-A, antagonistas de TSHR de pequeño peso molecular, ya que pueden tener el beneficio adicional de tratar la enfermedad de Graves subyacente. A medida que se conoce más sobre las causas de la enfermedad ocular de la tiroides, las opciones de tratamiento han mejorado mucho. Se necesitan más estudios que incluyan grupos de pacientes más diversos para comprender mejor la heterogeneidad de la variabilidad de esta enfermedad.
El sitio en la red de Clinical Trials, desarrollado por los Institutos Nacionales de la Salud, proporciona información sobre las investigaciones clínicas. Usted puede ver las investigaciones sobre esta enfermedad en el siguiente enlace: Clinicaltrials.gov. Use el término “thyroid eye disorder” o “Graves’ orbitopathy” para ver los estudios disponibles. Recomendamos que comparta esta información con los médicos para que analicen los estudios y determinen la indicación de la participación en algún estudio. (en inglés)
Para obtener información sobre los ensayos clínicos en Europa, póngase en contacto con: Clinicaltrialsregister.eu.
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Usted puede aprender más sobre esta enfermedad en los siguientes sitios en la red:
Las siguientes fuentes de información en inglés también pueden ser de utilidad:
Vea también nuestra página en inglés de NORD: Thyroid Eye Disease.
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