Resumen
La insensibilidad congénita al dolor (CIP) es un término que describe un grupo de afecciones muy raras en las que una persona no puede sentir dolor desde el momento en que nace (insensibilidad congénita al dolor). Las personas con CIP no sienten dolor por lesiones, quemaduras o infecciones, lo que puede resultar en graves problemas de salud. Como las personas con CIP no pueden detectar niveles nocivos de calor, frío o presión y no sienten dolor al lesionarse, pueden sufrir lesiones repetidas sin darse cuenta y dificultad para sanar.1
La CIP se puede clasificar en dos grupos distintos:2
- Trastornos del desarrollo: en este grupo, las células nerviosas que detectan el dolor (nociceptores) no se desarrollan o “mueren” de forma temprana.
- Trastornos funcionales: en este grupo, los nociceptores están presentes, pero no responden a las señales de daño tisular, lo que lleva a una incapacidad para percibir el dolor.
La CIP es causada por cambios (variantes o mutaciones) en diferentes genes. La herencia puede ser autosómica recesiva o autosómica dominante, dependiendo del tipo de CIP.
El tratamiento se centra en los síntomas específicos que presenta la persona afectada.
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Signos y Síntomas
Las señales y los síntomas de CIP varían según la edad y el subtipo de CIP, pero a menudo incluyen:1,2,3
En bebés y niños pequeños:
- Autolesiones debido a morderse los dedos, los labios o la lengua
- Cortes y moretones, debido a la falta de conciencia del dolor
- Quemaduras, debido a la alteración de la sensibilidad a la temperatura
- Infecciones de oído frecuentes (otitis media) que pueden deberse a respuestas inmunitarias más débiles
- Retraso en la cicatrización de heridas pues las lesiones pueden tardar más en sanar y son propensas a infectarse
En niños mayores y adultos:
- Fracturas indoloras pues la persona no percibe el dolor que se siente con los huesos rotos lo que también puede provocar complicaciones graves
- Daño articular (articulaciones de Charcot), común en los tobillos, las caderas y la columna vertebral, que provoca deformidades con el tiempo
- Lesiones oculares, debido a la ausencia de reflejos corneales que pueden resultar en heridas y cicatrices en los ojos y problemas de visión
- Problemas de regulación de la temperatura
- En algunas personas que tienen problemas para sudar (insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis), lo que provoca sobrecalentamiento
- En algunas personas que sudan excesivamente (insensibilidad congénita al dolor con hiperhidrosis)
- Discapacidades intelectuales y retrasos de desarrollo, ya que algunas personas con insensibilidad congénita al dolor tienen una inteligencia normal y otras tienen discapacidades de aprendizaje leves a moderadas
- Hiperactividad o impulsividad
- Infecciones crónicas como infecciones recurrentes de la piel y los huesos, especialmente causadas por la bacteria Staphylococcus aureus
- Anemia crónica de causa desconocida, en muchas personas con insensibilidad congénita al dolor y anhidrosis.
La insensibilidad congénita al dolor (CIP) se clasifica en dos grupos principales de afecciones con base en el mecanismo subyacente de disfunción de las terminaciones de las células nerviosas llamadas nociceptores (noci- se deriva del latín para “dolor”) que inician la sensación de dolor:2
- Trastornos del desarrollo: en estas afecciones, los nociceptores no se desarrollan o mueren de manera temprana (apoptosis) debido a señales tróficas insuficientes. Las afecciones de este grupo se denominan neuropatías hereditarias sensoriales y autónomas (HSAN) y se caracterizan por déficits en las funciones nociceptivas, sensoriales y autónomas. Las biopsias de los nervios sensoriales periféricos en personas con HSAN suelen revelar una pérdida de las llamadas “fibras C” y/o “fibras Aδ”.
- Trastornos funcionales: en estas afecciones, los nociceptores se desarrollan correctamente y se ubican apropiadamente en el cuerpo, pero no pueden responder a las señales de daño tisular.
Hay muchos subtipos de insensibilidad congénita al dolor (CIP), cada uno con causas genéticas y características clínicas distintas:1,2,3,4,5
- Insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis (CIPA), también conocida como neuropatía hereditaria sensitiva y autonómica tipo 4 (HSAN4). Es la forma mas común. La CIPA es causada por variantes en el gen NTRK1. La herencia es autosómica recesiva. Las señales y los síntomas incluyen incapacidad para sentir dolor que resulta en lesiones en los dedos, lengua, labios y otras áreas, incapacidad para sudar (anhidrosis). Puede haber deterioro cognitivo con deficiencia intelectual y más chances de tener infecciones con la bacteria Staphylococcus aureus, lo que lleva a infecciones cutáneas persistentes, osteomielitis y artritis séptica.
- Insensibilidad congénita al dolor y analgesia térmica, también conocida como neuropatía hereditaria sensorial y autónoma tipo 5 (HSAN5). Este tipo es causado por variantes en el gen NGF. La herencia es autosómica recesiva. Las señales y los síntomas incluyen incapacidad para sentir dolor que resulta en lesiones en los dedos, lengua, labios y otras áreas, incapacidad para percibir la temperatura, anhidrosis variable y susceptibilidad a infecciones por Staphylococcus aureus.
- Insensibilidad congénita al dolor-síndrome de hipohidrosis, también conocido como síndrome hereditario sensorial y autónomo tipo 8 (HSAN8). Este tipo está causado por variantes del gen PRDM12. La herencia es autosómica recesiva. Las señales y síntomas incluyen incapacidad para sentir dolor, lo que provoca lesiones en los dedos, la lengua, los labios y otras áreas y, a veces, disminución de la sudoración y la producción de lágrimas.
- Insensibilidad congénita al dolor con hiperhidrosis, también llamada analgesia congénita con hiperhidrosis o indiferencia congénita al dolor con hiperhidrosis, o insensibilidad congénita al dolor-hiperhidrosis-ausencia de inervación sensitiva cutánea. Este tipo tiene una causa genética desconocida, pero sigue un patrón de herencia autosómico dominante. Las señales y los síntomas incluyen incapacidad para sentir dolor, lo que provoca lesiones recurrentes y heridas autoinfligidas, sudoración excesiva (hiperhidrosis) y falta de inervación de los nervios sensitivos en la piel.
- Insensibilidad congénita al dolor con discapacidad intelectual grave, también denominada analgesia congénita con discapacidad intelectual grave, analgesia congénita con discapacidad intelectual grave o insensibilidad congénita al dolor con retraso cognitivo no progresivo. Este tipo está causado por variantes en el gen CLTCL1. La herencia es autosómica recesiva. Las señales y los síntomas incluyen discapacidad intelectual grave, incapacidad para sentir dolor que resulta en lesiones en los dedos, la lengua, los labios y otras áreas y retrasos en el aprendizaje y la motricidad.
- Insensibilidad congénita al dolor-anosmia-artropatía neuropática, también conocida como neuropatía sensorial hereditaria autosómica recesiva tipo IID (HSN2D) o insensibilidad congénita al dolor relacionada con SCN9A o insensibilidad congénita al dolor asociada a canalopatía. Este tipo está causado por variantes en el gen SCN9A. La herencia es autosómica recesiva. Las señales y los síntomas incluyen incapacidad para sentir dolor, lo que resulta en lesiones en los dedos, la lengua, los labios y otras áreas, e incapacidad para percibir la temperatura, que puede estar presente al nacer o desarrollarse en la infancia. Otros síntomas incluyen disfunción autonómica que afecta la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la digestión, disminución del sentido del olfato (hiposmia), pérdida de audición, falta de sentido del gusto (hipogeusia) y, a veces, desarrollo óseo anormal (displasia ósea).
- Insensibilidad congénita al dolor con disfunción gastrointestinal, también conocida como neuropatía sensitiva autonómica hereditaria tipo 7 (HSNA7) o SCN11A-CIP. Este tipo es causado por variantes en el gen SCN11A. La herencia es autosómica dominante. Las señales y los síntomas incluyen incapacidad para sentir dolor, lo que resulta en lesiones en los dedos, la lengua, los labios y otras áreas, y problemas digestivos graves debido al movimiento lento de los alimentos en el tracto gastrointestinal (hipomotilidad), picazón en la cara y el cuello y debilidad muscular leve.
- El síndrome de insensibilidad congénita al dolor, tipo Marsili, también llamado síndrome de Marsili, es causado por variantes en el gen ZFHX2. La herencia es autosómica dominante. Las señales y los síntomas incluyen una sensación de dolor reducida, una percepción de temperatura disminuida, fiebre episódica (hipertermia), dolores de cabeza y dolor relacionado con los órganos internos (dolor visceral).
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Causas y Herencia
La insensibilidad congénita al dolor (CIP) es causada por cambios (variantes patogénicas o mutaciones) en los genes que afectan a las células nerviosas especializadas responsables de la detección del dolor. Estas variantes impiden que los nervios transmitan señales de dolor al cerebro. Varios genes están asociados con la insensibilidad congénita al dolor, incluidos SCN9A, CLTCL1, SCN11A, PRDM12, ZFHX2, NTRK1 y NGF. Diferentes variantes también pueden afectar la sudoración, la función inmunológica o las capacidades de aprendizaje.1,2
Herencia
Algunos subtipos de insensibilidad congénita al dolor (CIP) se heredan de forma autosómica dominante y otros tipos se heredan de forma autosómica recesiva.
Los trastornos genéticos dominantes se producen cuando sólo se necesita una única copia de una variante genética causante de una enfermedad para que se produzca la enfermedad. La variante genética puede heredarse de cualquiera de los padres o puede ser el resultado de una mutación nueva (de novo) en el individuo afectado que no se hereda. El riesgo de transmitir la variante genética de un padre afectado a un hijo es del 50% en cada embarazo. El riesgo es el mismo para hombres y mujeres.
Los trastornos genéticos recesivos se producen cuando una persona hereda una variante genética causante de una enfermedad de cada padre. Si una persona recibe un gen normal y un gen con una variante genética causante de una enfermedad, la persona será portadora de la enfermedad, pero por lo general no mostrará síntomas. El riesgo de que dos padres portadores transmitan la variante genética y tengan un hijo afectado es del 25% en cada embarazo. El riesgo de tener un hijo que sea portador como los padres es del 50% en cada embarazo. La probabilidad de que un niño reciba genes normales de ambos padres es del 25%. El riesgo es el mismo para hombres y mujeres.
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Frecuencia
La CIP es extremadamente rara. Se desconoce el número exacto de casos en todo el mundo, pero se estima que estas afecciones afectan a aproximadamente 1 de cada millón de personas. La mayor concienciación y la investigación genética han llevado a más diagnósticos en los últimos años.1
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Diagnóstico
Los médicos diagnostican un tipo específico de insensibilidad congénita al dolor (CIP) analizando la historia clínica y los síntomas de la persona. También confirman el diagnóstico con pruebas genéticas, que buscan cambios en uno de los genes vinculados a la CIP.
Para comprender cómo afecta la CIP a una persona y determinar el mejor plan de atención, los médicos recomiendan ciertas evaluaciones. Estas pruebas ayudan a identificar cualquier problema de salud relacionado y orientan el tratamiento. Puede encontrar más detalles sobre estas evaluaciones en la sección de tratamiento a continuación.
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Tratamiento
Actualmente no existe cura ni tratamiento específico para la insensibilidad congénita al dolor (CIP). Los médicos evalúan los síntomas genéticos específicos. No todas las pruebas siguientes son necesarias para todas las personas con CIP.
Las evaluaciones recomendadas pueden incluir:1
- Evaluación de la piel: un médico examinará la piel para detectar sequedad, grietas o áreas engrosadas en las manos y los pies. Es posible que se recomiende una crema humectante diaria.
- Controles de temperatura corporal: dado que las personas con insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis (CIPA) pueden no sudar adecuadamente, los médicos preguntarán sobre episodios de sobrecalentamiento (hipertermia) o demasiado frío (hipotermia).
- Examen de cuerpo completo para evaluación de lesiones: dado que las personas con CIP no sienten dolor, las lesiones accidentales son comunes. Se realizará un examen de cuerpo completo para verificar si hay moretones, quemaduras, cortes e infecciones.
- Evaluación de huesos y articulaciones: los especialistas en ortopedia pueden examinar los huesos y las articulaciones para verificar si hay fracturas, daño articular u otros problemas óseos. Es posible que se necesiten radiografías de la columna vertebral, las caderas, las rodillas y los tobillos.
- Evaluación de la salud dental: dado que el dolor no se siente en la boca, es común que las personas se muerdan o se lastimen los dientes. Los exámenes dentales regulares ayudan a prevenir daños graves.
- Exámenes oculares: un oftalmólogo verificará si hay daños en la parte frontal transparente de los ojos (córneas), ya que las personas con CIP pueden lesionarse los ojos sin darse cuenta.
- Evaluación del desarrollo y del comportamiento: algunas personas con CIP tienen retrasos en el desarrollo o problemas de comportamiento como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Los neurólogos o psicólogos pueden evaluar el desarrollo cognitivo y emocional.
- Evaluación del sentido del olfato: los médicos pueden preguntar sobre la capacidad para oler, ya que algunas personas con CIP tienen un sentido del olfato reducido o ausente (anosmia).
Los controles regulares con diferentes especialistas pueden ayudar a controlar CIP a lo largo del tiempo:
- Exámenes dentales cada 6 meses
- Controles diarios por parte de los cuidadores para detectar signos de lesión
- Evaluaciones ortopédicas anuales para controlar la salud de los huesos y las articulaciones
- Exámenes oculares anuales para detectar daños en la córnea
- Control de temperatura según sea necesario
Se recomienda asesoramiento genético para las personas afectadas y sus familiares para ayudarlos a comprender cómo se hereda la CIP y brindar orientación para futuras decisiones médicas.
No existe un tratamiento universal para la CIP, por lo que el tratamiento se centra en prevenir lesiones y controlar las complicaciones. La atención generalmente la brinda un equipo de especialistas que incluye pediatras, cirujanos ortopédicos, dentistas, dermatólogos y oftalmólogos. El manejo depende del problema específico y puede incluir: 1,5
- Tratamiento de las lesiones dentales: es posible que sea necesario suavizar o quitar los bordes filosos de los dientes, y un protector bucal puede ayudar a prevenir la automutilación.
- Tratamiento de las fracturas óseas: se utiliza el tratamiento estándar, pero la curación puede ser lenta o incompleta. Es posible que se necesiten radiografías frecuentes.
- Tratamiento de problemas y deformidades articulares: algunas personas necesitan cirugías correctivas o dispositivos de apoyo como alzas para zapatos. Es importante un control a largo plazo.
- Tratamiento de las lesiones oculares: las gotas lubricantes para los ojos ayudan a proteger los ojos. Los exámenes oculares regulares son esenciales para detectar problemas oculares de manera temprana.
- Tratamiento de infecciones: las heridas deben limpiarse y controlarse de cerca porque las personas con CIP pueden no notar las infecciones. La higiene adecuada y el tratamiento con antibióticos son importantes.
- Regulación de la temperatura: las personas con CIP deben evitar temperaturas extremas y puede ser necesario usar mantas refrescantes cuando hace calor o mantas térmicas cuando hace frío.
Los niños con retrasos en el desarrollo pueden beneficiarse de servicios de intervención temprana, terapia del habla, terapia ocupacional y planes de educación individualizados (IEP) en la escuela.
Debido a que el dolor normalmente actúa como una señal de advertencia, las personas con CIP necesitan precauciones adicionales para mantenerse a salvo, incluido el uso de puertas de seguridad en las escaleras, cubrir los bordes afilados de los muebles y vigilar de cerca a los niños pequeños en la cocina. El uso regular de lágrimas artificiales puede ayudar a prevenir el daño corneal. Los maestros y el personal escolar deben estar informados sobre la afección para que puedan brindar ayuda si se produce una lesión. La buena higiene, los jabones antisépticos y el tratamiento rápido de cortes o heridas reducen los riesgos de infección.1
Se deben evitar los deportes de alto impacto y las actividades riesgosas porque las lesiones pueden pasar desapercibidas. Actividades como nadar, bailar y andar en bicicleta pueden ser opciones más seguras.
Durante las cirugías, dado que el dolor no es un indicador confiable, se necesita un cuidado adicional para garantizar una sedación adecuada y un control posoperatorio. Las mujeres con CIP pueden tener embarazos normales, pero los equipos médicos deben tener en cuenta que el parto será indoloro y que las fracturas pueden pasar desapercibidas.1
Educar a las personas sobre su afección y conectarse con otras personas que padecen CIP puede ser útil.
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Investigaciones
Los investigadores están estudiando posibles tratamientos para la CIP. La terapia con células madre y la edición genética se están explorando como posibles tratamientos para restablecer la función nerviosa normal en las personas afectadas por CIP con anhidrosis. Estas técnicas avanzadas tienen como objetivo corregir las variantes genéticas que causan la enfermedad y mejorar la calidad de vida.6
El sitio en la red de Clinical Trials, desarrollado por los Institutos Nacionales de la Salud, proporciona vida información sobre las investigaciones clínicas. Usted puede ver las investigaciones sobre esta condición en el siguiente enlace: Clinicaltrials.gov. Use el término “Congenital insensitivity to pain” para ver los estudios disponibles. Recomendamos que comparta esta información con los médicos para que analicen los estudios y determinen la indicación de la participación en algún estudio. (en inglés)
Para obtener información sobre los ensayos clínicos en Europa, póngase en contacto con: Clinicaltrialsregister.eu.
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Referencias
- Schon KR, Parker APJ, Woods CG. Congenital Insensitivity to Pain Overview. 2018 Feb 8 [Updated 2020 Jun 11]. In: Adam MP, Feldman J, Mirzaa GM, et al., editors. GeneReviews® [Internet]. Seattle (WA): University of Washington, Seattle; 1993-2025. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK481553/ Accessed Feb 19, 2025.
- Drissi I, Woods WA, Woods CG. Understanding the genetic basis of congenital insensitivity to pain. Br Med Bull. 2020;133(1):65-78. doi:10.1093/bmb/ldaa003
- Bowsher D, Geoffrey Woods C, Nicholas AK, et al. Absence of pain with hyperhidrosis: a new syndrome where vascular afferents may mediate cutaneous sensation. Pain. 2009;147(1-3):287-298. doi:10.1016/j.pain.2009.09.007
- Congenital insensitivity to pain-hyperhidrosis-absence of cutaneous sensory innervation. Orphanet. https://www.orpha.net/en/disease/detail/217399. Accessed Feb 19, 2025.
- Hepburn L, Prajsnar TK, Klapholz C, et al. Innate immunity. A Spaetzle-like role for nerve growth factor β in vertebrate immunity to Staphylococcus aureus. Science. 2014;346(6209):641-646. doi:10.1126/science.1258705.
- Ikrama M, Usama M, Haider MH, Israr S, Humayon M. Congenital insensitivity to pain with anhidrosis: a literature review and the advocacy for stem cell therapeutic interventions. Ther Adv Rare Dis. 2024;5:26330040241292378. Published 2024 Oct 31. doi:10.1177/26330040241292378
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