Última actualización: 5/25/2025
Años publicados: 2025
NORD agradece profundamente a Shana E. McCormack, MD, MTR, Directora Científica del Centro Neuroendocrino en la División de Endocrinología y Diabetes del Hospital de Niños de Filadelfia y Profesora Asociada de Pediatría en la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania; M. Jennifer Abuzzahab, MD, Endocrinóloga Pediátrica, McNeely Pediatric Diabetes Center and Endocrine Clinic, Children’s Minnesota; Ashley H. Shoemaker, MD, MSCI, Profesora Asociada de Pediatría, Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt; y Christian L. Roth, MD, Profesor, Hospital Infantil de Seattle, por la preparación de este informe en inglés. El informe en inglés fue modificado y traducido al español por Gioconda Alyea, médicos genetista brasileira, NORD, el 24 de mayo del 2025.
La obesidad hipotalámica es un tipo particular de obesidad que ocurre cuando hay una lesión en el hipotálamo, una parte muy importante del cerebro que actúa como un centro de control para muchas funciones del cuerpo. El hipotálamo regula el apetito, el gasto de energía, el sueño, la temperatura corporal, la actividad hormonal y otros procesos automáticos del organismo. Cuando esta zona se daña, se altera el equilibrio entre lo que comemos y la energía que nuestro cuerpo utiliza, lo que puede llevar a un aumento de peso difícil de controlar.¹
Este tipo de obesidad no se debe simplemente a malos hábitos alimenticios o a falta de ejercicio, sino a una disfunción biológica provocada por la lesión del hipotálamo. En algunas personas, el daño provoca un aumento extremo del apetito y una sensación constante de hambre. En otras, el cuerpo empieza a gastar mucha menos energía, incluso en reposo, haciendo que aumenten de peso aun con una dieta restringida. Además, es común que quienes padecen esta condición tengan menos energía y sean menos activos físicamente, lo cual también contribuye al aumento de peso.
Las causas más frecuentes de la obesidad hipotalámica incluyen la extirpación de tumores cerebrales, la presencia de tumores que afectan directamente al hipotálamo, traumatismos craneales, infecciones del sistema nervioso central, inflamación cerebral, radioterapia o hemorragias. Entre los tumores que con mayor frecuencia causan daño en esta zona están los craneofaringiomas, germinomas, gliomas, hamartomas y adenomas hipofisarios. Estos pueden presionar o invadir el hipotálamo y alterar su funcionamiento.¹
Una característica importante de la obesidad hipotalámica es que suele venir acompañada de otros problemas de salud debido a que el hipotálamo también regula muchas otras funciones corporales. Es muy común, por ejemplo, que las personas con esta condición desarrollen deficiencias hormonales porque el hipotálamo controla la actividad de la glándula pituitaria (también llamada hipófisis), que es la encargada de regular muchas hormonas del cuerpo.
El hipotálamo produce varias hormonas que son cruciales para la regulación de funciones corporales. Entre ellas se encuentran la hormona liberadora de la hormona del crecimiento (GHRH), la hormona liberadora de tirotropina (TRH), la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) y la hormona liberadora de corticotropina (CRH). Además, el hipotálamo también produce la hormona antidiurética (vasopresina) y la oxitocina, que son liberadas por la neurohipófisis. Al secretar estas hormonas el hipotálamo “instruye” a la pituitaria para liberar las hormonas correspondientes. Por ejemplo, si el hipotálamo liberara hormonas liberadoras de la hormona del crecimiento o GHRH (por sus siglas en inglés), la pituitaria liberaría hormonas del crecimiento.
Si hay lesiones del hipotálamo esto puede causar trastornos como hipotiroidismo, problemas de crecimiento, dificultades para iniciar o completar la pubertad, problemas para regular la temperatura corporal, alteraciones del ritmo sueño-vigilia, cambios en la presión arterial y frecuencia cardíaca, y trastornos en el equilibrio de líquidos, como la diabetes insípida central, que ocurre cuando falta una hormona llamada vasopresina. Si el tumor o la lesión afecta los nervios ópticos, también puede haber deterioro visual, e incluso pérdida de la visión. Además, tanto la lesión en sí como sus efectos secundarios pueden generar un fuerte impacto emocional y psicológico en el paciente y su entorno familiar, ya que se trata de un trastorno crónico, complejo y difícil de manejar.
Hoy en día, no existe un tratamiento aprobado específicamente por la FDA para la obesidad hipotalámica, aunque se están llevando a cabo muchas investigaciones. Por eso, el manejo de esta condición debe ser personalizado y estar a cargo de un equipo multidisciplinario que incluya endocrinólogos, nutricionistas, psicólogos, especialistas en actividad física y otros profesionales. El tratamiento busca controlar las deficiencias hormonales, fomentar hábitos saludables de alimentación y ejercicio, ofrecer apoyo emocional y, en algunos casos, uso de medicamentos u opciones quirúrgicas cuando se considera necesario.
Si bien existen también formas genéticas o congénitas de disfunción hipotalámica que pueden causar obesidad desde el nacimiento, este tipo de obesidad hipotalámica se considera adquirida, es decir, aparece después de un evento que daña el hipotálamo.
Algunos de los primeros conocimientos sobre los múltiples roles del hipotálamo en la salud y la enfermedad provienen de descripciones históricas de personas con tumores cerebrales en el hipotálamo.² Las personas con tumores hipotalámicos solían acudir a atención médica debido a la combinación de obesidad y deficiencias hormonales. Cabe destacar que tanto el Dr. Joseph Babinski (en 1900)³ como el Dr. Alfred Froehlich (en 1901)⁴ describieron a personas con tumores en la región hipotalámica/hipofisaria que desarrollaban obesidad y no desarrollaron un desarrollo puberal típico.
Históricamente, la obesidad hipotalámica adquirida antes era llamada síndrome de Froehlich o distrofia adiposogenital, pero estos términos ya no se usan actualmente.
La característica de la obesidad hipotalámica adquirida es el aumento excesivo de peso tras una lesión en el hipotálamo. Las señales y los síntomas de una persona dependen de la causa de la lesión. En personas con obesidad hipotalámica relacionada con tumores cerebrales, en pocos casos hay obesidad en el momento en que se les diagnostica el tumor cerebral, lo que sugiere que el tumor ya ha causado una lesión que conduce a un aumento de peso que probablemente será persistente.⁵
Con mayor frecuencia, el aumento de peso ocurre después de la extirpación quirúrgica del tumor, lo que sugiere que la cirugía para retirar un tumor podría resultar en el aumento excesivo de peso.⁶
Las técnicas quirúrgicas más nuevas y menos invasivas, incluidas las técnicas endoscópicas endonasales (acceso al tumor a través de la nariz), pueden ser menos propensas a causar daño hipotalámico que conduzca a obesidad.7,8 Cada vez más, la radiación se utiliza como la primera opción de tratamiento (terapia de primera línea), o en combinación con resección tumoral parcial.
Aun así, puede ocurrir daño hipotalámico, pero los síntomas pueden retrasarse y aparecer meses o incluso años después de la radiación. En personas con lesión hipotalámica causada por otros factores, como golpes en la cabeza (traumatismo craneoencefálico) o inflamación, el aumento de peso tiende a comenzar al momento de la lesión o poco después de que se ha tratado el problema agudo.
El hipotálamo también regula otras funciones corporales que, cuando se interrumpen, causan síntomas que pueden incluir: 9,10,11,12
La causa más importante de obesidad hipotalámica adquirida es la lesión en las partes del hipotálamo que regulan el equilibrio energético. Estudios de imágenes por resonancia magnética (MRI) han mostrado que cuando hay daño en áreas particulares del hipotálamo, en la parte posterior del cerebro, incluidas los cuerpos mamilares (estructuras involucradas en la memoria y conectadas al sistema límbico, el sistema responsable por la regulación de las emociones, la memoria, el aprendizaje y el comportamiento), hay más chances de tener obesidad después de la resección quirúrgica de un tumor cerebral.1,2,13
Otros factores de riesgo para el desarrollo de obesidad incluyen:
Es probable que existan múltiples factores que causen el aumento de peso después de una lesión hipotalámica, y los síntomas varían de acuerdo con estos factores.¹⁵ Estos factores incluyen: 16,17
Se está investigando el papel de señales anormales que regulan el equilibrio energético (por ejemplo, grelina, oxitocina) pero aún falta mucho para aprender.
Hay múltiples tumores cerebrales hipotalámico/hipofisarios que pueden provocar obesidad hipotalámica. En un estudio de registro, las personas con craneofaringioma representaban la mayoría (62%) de los casos. Según algunas estimaciones, hay entre 0.5 y 2.5 nuevos casos de craneofaringioma por cada 1 millón de personas por año.18,19,20 La epidemiología de otros tipos de tumores y lesiones que resultan en la obesidad hipotalámica demuestra que esta condición puede afectar a personas de cualquier edad.
El diagnóstico de obesidad hipotalámica se sospecha cuando ocurre un aumento excesivo de peso en una persona con una lesión hipotalámica, que se puede ver en los estudios de imágenes cerebrales. El diagnóstico se refuerza cuando el aparecimiento de la lesión coincide con el inicio de un aumento de peso rápido y resistente al tratamiento. La presencia de uno o más déficits hormonales hipotalámico/hipofisarios también ayuda a diagnosticar esta condición.²¹ Estas señales (evidencia de lesión hipotalámica por imagenología cerebral, momento del aumento de peso en relación con la lesión y presencia frecuente de otros déficits hormonales) ayudan a distinguir la obesidad hipotalámica adquirida de la obesidad no sindrómica más común, que resulta de una interacción compleja entre factores genéticos y ambientales.
Las pruebas clínicas que son usadas para diagnosticar obesidad hipotalámica incluyen evaluación para trastornos relacionados con deficiencias hormonales hipotalámico/hipofisarias potenciales, deficiencia de vasopresina arginina (antes llamada diabetes insípida central), insuficiencia suprarrenal (deficiencia de cortisol), hipotiroidismo (deficiencia de hormona tiroidea), deficiencia de hormona de crecimiento, e hipogonadismo (deficiencia de estrógeno y progesterona en mujeres, y de testosterona en hombres).
También es importante que se evalúe a las personas por los múltiples efectos secundarios posibles de la obesidad, incluyendo enfermedad hepática grasa asociada a disfunción metabólica (MASH), diabetes mellitus tipo 2, colesterol y triglicéridos aumentados en la sangre (perfil lipídico anormal), trastornos respiratorios del sueño, síndrome de pseudotumor cerebral, problemas ortopédicos y trastornos de salud mental/psicosocial.²² Estas complicaciones pueden aparecer con mayor frecuencia en personas con obesidad hipotalámica que en aquellas con obesidad “común” y un índice de masa corporal (IMC) similar.
No existe cura ni tratamientos específicos para la obesidad hipotalámica, aunque hay múltiples opciones actualmente en investigación.
El tratamiento actual incluye la evaluación y tratamiento de la condición subyacente y otros problemas de salud, así como diversos tratamientos para tratar la obesidad, incluyendo nuevos tratamientos como medicamentos agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP1R)²⁷ y los agonistas combinados GLP1R/receptor del polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIPR).28,29
La obesidad hipotalámica debe ser tratada por un equipo de varios médicos especialistas que trabajen de forma coordinada haciendo un tratamiento individualizado. Este tratamiento debe tener en cuenta otros problemas médicos de la persona afectada. El seguimiento continuo de la causa de la lesión puede ayudar a disminuir el riesgo o la extensión de un daño hipotalámico adicional.
Las personas que sobreviven tumores cerebrales deben ser vigiladas con exámenes de imágenes periódicas para detectar de forma temprana cualquier recurrencia del tumor.
El manejo de la obesidad hipotalámica es complejo e incluye:¹⁷
En general, con excepción de la cirugía, solamente algunas personas mejoran con estos tratamientos.
Los medicamentos que parecen ser más útiles incluyen estimulantes, metformina y agonistas del receptor GLP1R.²³ Entre estos hay medicamentos ya aprobados para la obesidad poligénica multifactorial en adolescentes y adultos.23,24
Algunas personas con obesidad hipotalámica mejoran con estos medicamentos, pero las respuestas varían y los efectos secundarios esperados como náuseas y vómitos pueden ser difíciles de tolerar para algunas personas²⁸,²⁹.
Otros medicamentos ya aprobados para la obesidad poligénica (causada por cambios (variantes) en muchos genes) multifactorial también suelen usarse en la obesidad hipotalámica, habiendo mejora en algunos casos. Para algunas personas, la cirugía metabólica/bariátrica es una alternativa que puede resultar útil.
En todos los casos es fundamental apoyar tanto a la persona afectada y a su familia en el momento del diagnóstico y a lo largo del tiempo, ya que la obesidad hipotalámica puede tener un impacto significativo en el funcionamiento y la calidad de vida.
Las personas con obesidad hipotalámica podrían beneficiarse de algunos de los tratamientos más recientes que se han desarrollado para tratar la obesidad común (multifactorial y poligénica). Pero es importante tener en cuenta que, en quienes tienen condiciones como el hipopituitarismo (una alteración hormonal), estos tratamientos pueden traer riesgos mayores.
Uno de los temas más importantes que se está investigando hoy es cómo afectan estos tratamientos ya aprobados a las personas con obesidad hipotalámica. Y, sobre todo, qué tan seguros son para ellas.
La obesidad hipotalámica tiene causas distintas a la obesidad común, por lo que podrían ser útiles otros tipos de tratamientos que actúan sobre problemas hormonales del hipotálamo y la hipófisis, como la falta de oxitocina o problemas del sistema nervioso autónomo (que controla funciones involuntarias como el ritmo cardíaco o la digestión).
Un avance reciente es un estudio que analizó un medicamento llamado setmelanotida. Este fármaco ya está aprobado para tratar ciertos tipos de obesidad genética y actúa sobre partes del cerebro que regulan el equilibrio de energía. En el estudio, mostró resultados prometedores en personas con obesidad hipotalámica adquirida.
Actualmente, se busca formas de encontrar el tratamiento más adecuado para cada persona, ya que no todos experimentan esta condición de la misma manera ni responden igual a los tratamientos.
Dado que muchos factores metabólicos diferentes influyen en la obesidad hipotalámica, se cree que una combinación de tratamientos puede ser la opción más efectiva. Sin embargo, todavía no se sabe con certeza cuál es la mejor manera de combinar los tratamientos disponibles y los nuevos.
Por eso, es muy valiosa la participación de los pacientes y sus familias, trabajando junto con los investigadores, para ayudar a encontrar las respuestas a estas preguntas tan importantes.
El sitio en la red de Clinical Trials, desarrollado por los Institutos Nacionales de la Salud, proporciona vida información sobre las investigaciones clínicas. Usted puede ver las investigaciones sobre esta condición en el siguiente enlace: Clinicaltrials.gov. Use el término “hypothalamic obesity” para ver los estudios disponibles. Recomendamos que comparta esta información con los médicos para que analicen los estudios y determinen la indicación de la participación en algún estudio. (en inglés)
Para obtener información sobre los ensayos clínicos en Europa, póngase en contacto con: Clinicaltrialsregister.eu.
Usted puede aprender más sobre esta enfermedad en los siguientes sitios en la red:
Note que esta información puede ser bastante técnica por lo que recomendamos que la comparta con un profesional de la salud.
En español:
En inglés:
ea también nuestra página en inglés de NORD: Hypothalamic obesity, acquired.
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