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Síndrome de Reye

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Última actualización: July 16, 2020
Años publicados: 1986, 1987, 1988, 1991, 1992, 1993, 1999, 2001, 2003, 2005, 2008, 2011, 2014, 2017, 2020


Reconocimiento

NORD agradece mucho a James E. Heubi, MD, Profesor y Presidente Asociado de Investigación Clínica en Pediatría, Decano Asociado de Investigación Clínica y Traslacional, Centro Médico del Hospital Infantil/Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati, por su ayuda en la preparación de este informe en inglés. El informe en inglés fue traducido al español y modificado por Gioconda Alyea, médica genetista brasileira, el 17 de julio del 2024.


Resumen

El síndrome de Reye es un trastorno poco común que se caracteriza por hinchazón (inflamación) en el hígado y en el cerebro y que afecta principalmente a personas menores de 18 años, especialmente a niños de entre cuatro y 12 años a. En casos raros, los bebés o los adultos jóvenes pueden verse afectados.

Se desconoce la causa pero parece haber una asociación entre la aparición del síndrome de Reye y el uso de medicamentos que contienen aspirina (salicilatos) en niños o adolescentes con ciertas enfermedades virales, particularmente infecciones del tracto respiratorio superior como infecciones por el virus de la influenza B o, en algunos casos, varicela.

Aunque cualquier órgano del cuerpo puede estar afectado, el síndrome de afecta principalmente al hígado y al cerebro (edema cerebral). Los síntomas pueden incluir la aparición repentina de vómitos intensos y persistentes, niveles elevados de ciertas enzimas hepáticas en la sangre (transaminasas hepáticas), cantidades inusualmente altas de amoníaco en la sangre (hiperamonemia), alteraciones de la conciencia, episodios repentinos de actividad eléctrica incontrolada en el cerebro (convulsiones), y/u otras anomalías que, en algunos casos, pueden ser mortales.

Debido a la posible asociación entre el uso de agentes que contienen aspirina y el desarrollo del síndrome de Reye, se recomienda evitar dichos medicamentos en personas menores de 18 años afectadas por infecciones virales como la influenza o la varicela.

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Sinónimos

  • Hígado graso con encefalopatía
  • Síndrome de Reye
  • RS
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Signos y Síntomas

Las señales y los síntomas del síndrome de Reye generalmente comienzan después de una enfermedad viral, particularmente una infección de las vías respiratorias superiores (por ejemplo, con el virus de la influenza B) o, en algunos casos, varicela. Con menos frecuencia, el síndrome de Reye puede desarrollarse después de otras infecciones virales como la influenza A o la rubéola.

Puede haber las siguientes señales y síntomas:

  • Vómitos repentinos, persistentes e incontrolados de tres a cinco días después del inicio de la infección viral
  • Alteraciones de la conciencia que pueden comenzar junto con los vomitos o desarrollarse en cuestión de horas que pueden incluir
  • Irritabilidad
  • Inquietud
  • Desorientación
  • Letargo
  • Deterioro de la memoria

En casos mas graves puede haber:

  • Deterioro neurológico que puede ser rápidamente progresivo y resultar en:
    • Perdida de la conciencia del entorno (estupor)
    • Estado de inconsciencia
    • Falta de respuesta (coma)
    • Ensanchamiento (dilatación) de las pupilas (midriasis)
    • Respiración rápida y superficial (taquipnea)
    • Frecuencia cardíaca rápida (taquicardia)
    • Pérdida de ciertos reflejos (por ejemplo, de los reflejos, tendinoso profundo, pupilar, oculocefálico)
    • Convulsiones
    • Postura anormal (rigidez de descerebración o decorticación), que indica daño en ciertas áreas del cerebro
    • Complicaciones muy graves

Los hallazgos asociados con la degeneración grasa del hígado pueden incluir:

  • Agrandamiento del hígado (hepatomegalia)
  • Niveles anormalmente elevados de ciertas enzimas hepáticas (transaminasas hepáticas), lo que indica un funcionamiento deficiente del hígado.

Se nota que la ictérica (coloración amarillenta de la piel, los ojos y las membranas mucosas debido a la acumulación excesiva del pigmento bilirrubina en la sangre) un hallazgo a menudo asociado con disfunción hepática, generalmente no ocurre (anitérica) o es mínima en quienes padecen el trastorno

En personas con síndrome de Reye, la gravedad de la enfermedad puede ser extremadamente variable. Según informes de la literatura médica, algunas personas afectadas pueden presentar síntomas leves sin progresión de la enfermedad. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, otras personas con este trastorno pueden desarrollar un rápido deterioro neurológico que lleve a complicaciones potencialmente mortales.

Los investigadores han propuesto un sistema de estadificación clínica basado en los distintos niveles de gravedad, donde los grados I, II y III indican enfermedad relativamente leve a moderada y los grados IV y V significan enfermedad más grave.

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Causas y Herencia

La causa específica del síndrome de Reye sigue siendo desconocida. Sin embargo, según los investigadores, parece ser debido a la administración de medicamentos que contienen aspirina (salicilatos) en niños o adolescentes con ciertas enfermedades virales. Esto generalmente incluye infección del tracto respiratorio superior como la infeccion por el virus de la influenza B o, en algunos casos, varicela, y, con menos frecuencia, otras infecciones virales como la influenza A o la rubéola, el herpes simple y el virus del Epstein-Barr.

Los principales síntomas y hallazgos asociados con el síndrome de Reye parecen ser el resultado de cambios grasos distintivos del hígado, deterioro del funcionamiento del hígado y una acumulación anormal de líquido en los tejidos cerebrales (edema cerebral), que puede provocar un aumento de la presión del líquido y una posible compresión del cerebro. tejido cerebral.

En personas con síndrome de Reye, los cambios degenerativos del hígado se asocian con una infiltración anormal de las células hepáticas (hepatocitos) con compuestos grasos (por ejemplo, triglicéridos). Además, en menor grado, puede haber infiltración grasa de otros órganos como el bazo, el páncreas, los músculos voluntarios (esqueléticos), el músculo cardíaco (miocardio) y/o las estructuras tubulares dentro de los riñones que recolectan y conducen la orina (túbulos renales).

Los investigadores sugieren que el principal defecto en el síndrome de Reye es el funcionamiento anormal de las mitocondrias con actividades reducidas de las enzimas mitocondriales hepáticas (por ejemplo, de las enzimas llamadas ornitina transcarbamilasa [OTC], carbamil fosfato sintetasa [CPS], piruvato deshidrogenasa [PDH]). Sin embargo, aún se desconoce la causa de esta disfunción mitocondrial. Las mitocondrias son estructuras diminutas en forma de bastones (orgánulos) fuera del núcleo de las células que funcionan en el metabolismo celular y otros procesos. Contienen varias enzimas y sirven como sitios primarios en la generación de energía celular. Las enzimas son proteínas que aceleran la velocidad de reacciones químicas específicas. El término “metabolismo” se refiere a todos los procesos químicos que ocurren dentro del cuerpo.

Las investigaciones han determinado que varios trastornos metabólicos o errores congénitos del metabolismo pueden provocar síntomas que imitan a los asociados con el síndrome de Reye (las llamadas “enfermedades similares a Reye”). Los trastornos metabólicos que pueden causar síntomas y hallazgos similares a los observados en el síndrome de Reye incluyen ciertos trastornos del ciclo de la urea (UCD), acidurias orgánicas y anomalías en el metabolismo de los ácidos grasos.

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Frecuencia

El síndrome de Reye es un trastorno poco común que parece afectar a hombres y mujeres en cantidades relativamente iguales. El trastorno ocurre casi exclusivamente en personas menores de 18 años. La mayoría de los casos ocurren alrededor de los 6 años, y la mayoría de los individuos afectados tienen edades comprendidas entre cuatro y 12 años aproximadamente. Sin embargo, ha habido casos raros en los que el síndrome de Reye ha afectado a bebés y adultos jóvenes. La evidencia sugiere que los niños y adolescentes de las zonas rurales y suburbanas son más afectados que los que viven en las zonas urbanas.

La incidencia del trastorno ha disminuido drásticamente en los Estados Unidos a partir de finales de los años 1980. Entre 1974 y 1984 se notificaron aproximadamente entre 200 y 550 casos cada año en los Estados Unidos. Sin embargo, desde 1988, se han notificado menos de 20 casos anualmente. Muchos investigadores atribuyen la disminución a una mayor conciencia pública sobre la posible asociación entre el síndrome de Reye y el uso de preparaciones que contienen aspirina para ciertas infecciones virales y al reconocimiento de que algunos niños sospechosos de tener el síndrome de Reye en realidad tienen un error innato del metabolismo. También se han informado disminuciones similares en las tasas de incidencia en el Reino Unido después de que se emitieran advertencias de salud pública.

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Diagnóstico

Según los investigadores, el síndrome de Reye debe sospecharse en cualquier bebé, niño o adolescente que presente vómitos intensos y persistentes asociados con evidencia de inflamación aguda inexplicable del cerebro.

Los médicos deben tomar un historial médico completo y realizar una evaluación clínica detallada, buscando los signos característicos del síndrome de Reye.

Las pruebas de laboratorio iniciales que se pueden hacer son:

  • Pruebas de función del hígado (hepáticas) que incluyen pruebas de AST y ALT, que revelan niveles elevados de ciertas enzimas hepáticas (aspartato transaminasa [AST] y alanina transaminasa [ALT]) en la sangre. Los resultados suelen estar disponibles en unas pocas horas, y los niveles altos de estas enzimas sugieren el síndrome de Reye.
  • Análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR): En algunos casos, el análisis del LCR (el líquido protector que rodea el cerebro y la médula espinal) puede confirmar un aumento de la presión.

Los exámenes adicionales pueden incluir:

  • Enzimas musculares y mitocondriales: Los estudios de sangre generalmente revelan niveles elevados de ciertas enzimas musculares (como la creatina quinasa) y de la enzima mitocondrial glutamato deshidrogenasa.
  • Amoníaco: Puede haber niveles muy altos de amoníaco en la sangre (hiperamonemia), aunque este hallazgo es variable. El amoníaco es un producto del metabolismo de las proteínas que puede ser tóxico para el cerebro.
  • Factores de coagulación: Los estudios de sangre pueden revelar niveles bajos de un factor de coagulación llamado protrombina (hipoprotrombinemia). Las personas con niveles muy altos de amoníaco en la sangre y/o hipoprotrombinemia que no mejoran con el tratamiento con vitamina K pueden tener una mayor probabilidad de progresar al coma.
  •  Pruebas de enzimas mitocondriales hepáticas:  Las pruebas de laboratorio en personas con síndrome de Reye suelen revelar actividades reducidas de las enzimas mitocondriales hepáticas, como piruvato deshidrogenasa (PDH), ornitina transcarbamilasa (OTC) y carbamil fosfato sintetasa (CPS). La disminución de estas actividades puede provocar hiperamonemia.
  • Niveles de glucosa: Las pruebas de laboratorio pueden confirmar niveles reducidos de glucosa en la sangre (hipoglucemia), especialmente en niños pequeños. El análisis del LCR también puede mostrar niveles bajos de glucosa (hipoglucorraquia), reflejando la hipoglucemia.
  • Pruebas para descartar otros trastornos metabólicos:
    • Pruebas en pacientes jóvenes para descartar o detectar trastornos metabólicos subyacentes.
  • Biopsia Hepática: Se debe hacer especialmente en niños menores de uno o dos años, para confirmar o para descartar otros trastornos hepáticos metabólicos o tóxicos subyacentes.
      • La biopsia hepática implica la extirpación y evaluación microscópica de pequeñas muestras de tejido del hígado.
        • En el síndrome de Reye, la biopsia generalmente hay una acumulación anormal de compuestos grasos (como los triglicéridos) dentro de las células hepáticas y cambios estructurales en las mitocondrias hepáticas.

La detección temprana es crucial para lograr el mejor resultado posible.

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Tratamiento

El tratamiento del síndrome de Reye se basa en el diagnóstico temprano, la administración rápida de cuidados intensivos cuando sea necesario, y medidas para corregir anomalías metabólicas y controlar la presión intracraneal debido al edema cerebral.

Identificar la enfermedad lo antes posible es crucial para un tratamiento eficaz.

Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, los pacientes pueden necesitar cuidados intensivos inmediatos.

Los tratamientos según la gravedad:

  • Enfermedad leve (grado I): El tratamiento puede consistir principalmente en una observación minuciosa.
  • Enfermedad grave: Puede requerir tratamiento intensivo de emergencia, que incluye:
    • Monitorización continua: Supervisión de las funciones vitales como la circulación sanguínea, el equilibrio de líquidos y electrolitos, y la respiración.
    • Administración intravenosa: Líquidos, electrolitos y glucosa se administran por vía intravenosa.
    • Uso de respirador: Para ayudar en la respiración si es necesario.
    • Control de los niveles de presión intracraneal y se pueden administrar ciertos medicamentos (por ejemplo, manitol, dexametasona) para ayudar a controlar el edema cerebral y reducir la presión dentro del cráneo.

Las medidas adicionales pueden incluir:

  • Enemas con antibióticos: Uso de neomicina.
  • Eliminación de amoníaco: Medicamentos como lactulosa que ayudan a eliminar el amoníaco de la sangre.
  • Terapia con vitamina K o transfusiones: Para corregir anomalías en la coagulación sanguínea, como transfusiones de plaquetas o plasma fresco congelado.
  • Control de la temperatura corporal: Uso de mantas refrescantes u otros métodos para estabilizar la temperatura corporal y prevenir hipertermia.
  • Medidas sintomáticas y de apoyo: Dependiendo de las necesidades individuales de la persona afectada.

Aquellos con enfermedad leve (por ejemplo, gravedad de Grado I) generalmente se recuperan por completo. Sin embargo, las personas con una enfermedad más grave pueden tener efectos neurológicos residuales, como discapacidad intelectual, dificultades con la formación de conceptos y la integración visual y motora, u otras anomalías asociadas.

Se debe tener mucho cuidado al prescribir analgésicos a pacientes que se sospecha que han tenido un episodio del síndrome de Reye. Los pacientes y sus familias deben revisar con sus médicos los motivos para elegir un analgésico en particular.

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Investigaciones

El sitio en la red de Clinical Trials, desarrollado por los Institutos Nacionales de la Salud, proporciona información sobre las investigaciones clínicas. Usted puede ver las investigaciones sobre esta condición en el siguiente enlace: Clinicaltrials.gov. Use el término “Reye syndrome” para ver los estudios disponibles. Recomendamos que comparta esta información con los médicos para que analicen los estudios y determinen la indicación de la participación en algún estudio. (en inglés)

Para obtener información sobre los ensayos clínicos en Europa, póngase en contacto con: Clinicaltrialsregister.eu

El siguiente investigador puede tener informaciones adicionales sobre investigaciones de esta enfermedad:

Dr. James E. Heubi
Professor and Associate Chair for Clinical Research of Pediatrics
Associate Dean for Clinical and Translational Research
Children’s Hospital Medical Center/University of Cincinnati College of Medicine
3333 Burnet Av.
Cincinnati, OH 45229
Correo electrónico  : [email protected]

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Referencias

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Aprenda más

Usted puede aprender más sobre esta enfermedad en los siguientes sitios en la red:

  • Orphanet, la base de dados europea de enfermedades raras.

Las siguientes fuentes de información en inglés también pueden ser de utilidad:

  • GARD, el Centro de Información de Enfermedades Genéticas y Raras.
  • PubMed, un recurso gratuito donde se puede buscar artículos publicados de literatura médica. En la mayoría de los casos es posible ver los resúmenes del artículo y algunas veces se puede obtener la versión completa de un artículo de forma gratuita.

Vea también nuestra página en inglés de NORD: Reye syndrome.

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Centros médicos con experiencia en mi enfermedad

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