NORD agradece sinceramente a Serena Zezulak, Molly McHugh y Ella Gaul, pasantes editoriales de la Universidad de Notre Dame, Michael Palladino, PhD, Profesor de Farmacología y Biología Química de la Universidad de Pittsburgh, y Barry Ganetzky, PhD, Profesor de Genética y Ciencias Médicas, y Profesor Steenbock de Ciencias Biológicas de la Universidad de Wisconsin, por su ayuda en la preparación de este informe en inglés. El informe en inglés fue modificado y después traducido al español por Gioconda Alyea, médica genetista brasileira, National Organization for Rare Disorders (NORD), el 14 de marzo del 2025.
La deficiencia de triosefosfato isomerasa (TPI) es un trastorno genético raro que afecta a muchos órganos del cuerpo. Las personas afectadas tienen niveles bajos de glóbulos rojos circulantes debido a la destrucción prematura de estas células (anemia hemolítica), lo que puede causar síntomas como fatiga, mareos, coloración amarilla de la piel y mucosas (ictericia), piel pálida y dificultades respiratorias, así como síntomas neurológicos graves y progresivos, tono muscular bajo (hipotonía) y desgaste (atrofia) de los músculos esqueléticos, una condición que hace que los músculos se encojan, debiliten y pierdan masa.
También puede haber discapacidad intelectual es una característica y otros síntomas adicionales, incluyendo enfermedad del músculo cardíaco (miocardiopatía), mayor riesgo de infecciones crónicas, agrandamiento del bazo (esplenomegalia) y dificultades respiratorias.
La deficiencia de TPI es causada por cambios (variantes o mutaciones) en el gen TPI1 y se hereda con un patrón autosómico recesivo.1,2,3 Las personas con deficiencia de TPI tienen ausencia o actividad reducida de la enzima conocida como triosefosfato isomerasa. Esta enzima es necesaria para el metabolismo de ciertos azúcares en el cuerpo para producir energía. Los síntomas, por lo general, comienzan en los bebés y las personas afectadas suelen desarrollar complicaciones potencialmente mortales en la primera infancia, entre el nacimiento y los 5 años de edad, que pueden provocar la muerte aproximadamente 5 años después del inicio de la enfermedad. Los síntomas específicos varían de una persona a otra según la variante específica y la edad de aparición.
No existen terapias específicas para la deficiencia de TPI. Los tratamientos como las transfusiones de sangre y la ventilación asistida, un procedimiento médico donde una máquina ayuda a respirar, pueden utilizarse para tratar síntomas específicos.
Las señales y los síntomas de la deficiencia de TPI varían de persona a persona. En la mayoría de los casos, las complicaciones potencialmente mortales, como insuficiencia respiratoria o insuficiencia cardíaca, ocurren durante la infancia. Sin embargo, se han reportado casos de adultos con deficiencia de TPI con síntomas menos graves.
El trastorno se caracteriza por anemia hemolítica y síntomas neurológicos progresivos.
Síntomas adicionales asociados con la deficiencia de TPI pueden incluir:
La deficiencia de triosefosfato isomerasa es causada por cambios (variantes o mutaciones) en el gen TPI1. El gen TPI1 tiene las instrucciones para fabricar la enzima triosefosfato isomerasa 1, que desempeña un papel clave en la glucólisis, un proceso donde las células convierten el azúcar en energía. La energía producida en este proceso es necesaria para que las células cumplan sus funciones, crezcan y se mantengan saludables. La enzima triosefosfato isomerasa 1 es importante para la conversión de una molécula llamada fosfato de dihidroxiacetona (DHAP) en gliceraldehído-3-fosfato. Ambas moléculas son necesarias para que las células continúen produciendo energía.
La variante más común del gen TPI1 es Glu105Asp (la literatura más antigua puede referirse a la misma variante como Glu104Asp y significa que un aminoácido, glutamina – Glu- es cambiado por otro aminoácido, aspartato en la posición 105). Esta variante se ha encontrado en aproximadamente el 80% de las personas con deficiencia de TPI, por lo que a menudo se la denomina la “variante común de deficiencia de TPI”. Esta variante suele provocar los síntomas más graves. Sin embargo, existen otras variantes del gen TPI1 que pueden causar menos daño al sistema nervioso, ralentizando la enfermedad y permitiendo que las personas vivan más tiempo.
Herencia
La deficiencia de TPI se hereda con un patrón autosómico recesivo. Los trastornos genéticos recesivos ocurren cuando una persona hereda una variante genética causante de la enfermedad de cada uno de sus padres. Si una persona recibe un gen normal y una variante genética causante de la enfermedad, será portadora de la enfermedad, pero generalmente no mostrará síntomas. El riesgo de que dos padres portadores transmitan la variante genética y tengan un(a) hijo(a) afectado(a) es del 25% en cada embarazo. El riesgo de tener un hijo o una hija que sea portador(a) como los padres es del 50% en cada embarazo. La probabilidad de que el hijo o hija herede genes normales de ambos padres es del 25%. El riesgo es el mismo para hombres y mujeres.
Todas las personas tenemos algunos genes anormales. Los padres que son parientes cercanos (consanguíneos) tienen más probabilidades que los padres no relacionados de portar el mismo gen anormal, lo que aumenta el riesgo de tener hijos con un trastorno genético recesivo.
La deficiencia de TPI es muy rara (menos de 1,000 personas en los EE. UU.). Afecta a hombres y mujeres por igual. Aproximadamente entre 30 y 50 casos han sido reportados en la literatura médica desde la primera descripción de la enfermedad en 1965. Se estima que la frecuencia de portadores con una variante del gen TPI1 es de 0.4-1% entre personas caucásicas y asiáticas, y 4% entre afroamericanos. Estos valores elevados sugieren que los bebés con deficiencia de TPI a menudo mueren antes de nacer. Los abortos espontáneos frecuentes en las familias afectadas respaldan esta teoría.
Se puede sospechar un diagnóstico de deficiencia de TPI a partir de una evaluación clínica exhaustiva, una historia detallada del paciente y la identificación de hallazgos característicos. El diagnóstico puede confirmarse mediante pruebas genéticas moleculares que identifiquen dos variantes en el gen TPI1. La identificación de las variantes genéticas específicas puede ayudar a predecir la esperanza de vida.
Los médicos también pueden solicitar pruebas de sangre adicionales (serológicas), pruebas de actividad eléctrica en los músculos (electromiografía), estudios de imágenes médicas como resonancia magnética (MRI) o tomografía computarizada (CT) (radiológicas), y estudios de muestras de tejido (histopatológicas) como parte de la evaluación diagnóstica.
Las personas con deficiencia de TPI presentan una deficiencia de la enzima TPI y un aumento muy elevado (de 15 a 100 veces) y acumulación de DHAP (una molécula que ayuda en la producción de energía y el metabolismo de azúcares).
La biopsia muscular muestra cambios miopáticos, y la biopsia de nervios puede ser indicativa de neuropatía axonal crónica, que es la observación microscópica de daño significativo a los axones (las proyecciones largas y delgadas de las células nerviosas) dentro del tejido nervioso.
No existe una terapia específica para la deficiencia de TPI. Hay una falta de tratamiento clínico efectivo ya que hay muchas cosas sobre el mecanismo de la deficiencia de TPI que no se conocen bien. El tratamiento se dirige a los síntomas específicos que se presentan en cada persona. Es posible que el tratamiento requiera la coordinación de un equipo de especialistas. Los pediatras, cardiólogos, neurólogos y otros profesionales de la salud pueden necesitar planificar de manera sistemática y completa el tratamiento de un niño afectado.
El tratamiento puede incluir transfusiones de sangre para tratar la anemia hemolítica durante los episodios de destrucción de glóbulos rojos (hemólisis), ventilación asistida para ayudar con las dificultades respiratorias debido a la parálisis del diafragma, terapia física y del habla, y dispositivos de asistencia para mejorar la movilidad, así como medicamentos estándar para controlar las convulsiones y terapia con antibióticos para prevenir infecciones. Otros tratamientos son sintomáticos y de apoyo.
El pronóstico de la deficiencia de TPI es variable y depende de la gravedad de los síntomas.
Se recomienda la asesoría genética para las personas afectadas y sus familias.
El sitio en la red de Clinical Trials, desarrollado por los Institutos Nacionales de la Salud, proporciona vida información sobre las investigaciones clínicas. Usted puede ver las investigaciones sobre esta condición en el siguiente enlace: Clinicaltrials.gov. Use el término “Triosephosphate Isomerase Deficiency” o “TPI deficiency” para ver los estudios disponibles. Recomendamos que comparta esta información con los médicos para que analicen los estudios y determinen la indicación de la participación en algún estudio. (en inglés)
Para obtener información sobre los ensayos clínicos en Europa, póngase en contacto con: Clinicaltrialsregister.eu.
Usted puede aprender más sobre esta enfermedad en los siguientes sitios en la red:
Note que esta información puede ser bastante técnica por lo que recomendamos que la comparta con un profesional de la salud.
En español:
Las siguientes fuentes de información en inglés también pueden ser de utilidad:
Vea también nuestra página en inglés de NORD: Triosephosphate Isomerase Deficiency.
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Aprende más https://rarediseases.org/patient-assistance-programs/medicalert-assistance-program/Asegurarse de que los pacientes y los cuidadores estén equipados con las herramientas que necesitan para vivir su mejor vida mientras manejan su condición rara es una parte vital de la misión de NORD.
Aprende más https://rarediseases.org/patient-assistance-programs/rare-disease-educational-support/Este programa de asistencia, primero en su tipo, está diseñado para los cuidadores de un niño o adulto diagnosticado con un trastorno raro.
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