Última actualización:
2/27/2024
Años publicados: 1986, 1987, 1990, 1994, 1996, 2004, 2007, 2011, 2014, 2016, 2020, 2024
NORD agradece a Nicole Kucine, MD, MS, Directora del Registro del Síndrome de Bloom, Chris Cunniff, MD, Director Asociado del Registro del Síndrome de Bloom y Katherine Langer, BA, Coordinadora de Investigación del Registro del Síndrome de Bloom, por su ayuda en la preparación de este informe en inglés fue traducido al español y modificado por Gioconda Alyea, médica genetista brasileira, el 3 de mayo del 2024.
El síndrome de Bloom es un trastorno genético poco común caracterizado por baja estatura, piel enrojecida y sensible al sol principalmente en la nariz y las mejillas, deficiencia inmune leve con mayor susceptibilidad a infecciones, resistencia a la insulina que se asemeja a la diabetes tipo 2, y lo más importante, una susceptibilidad aumentada a muchos tipos de cáncer, especialmente leucemia, linfoma y tumores colorrectales.
El síndrome de Bloom es causado por cambios (variantes patogénicas o mutaciones) en el gen BLM que resultan en problemas con la reparación del ADN, con una gran cantidad de roturas y reordenamientos cromosómicos. La reparación anormal del ADN es responsable del mayor riesgo de cáncer.
La herencia del síndrome de Bloom es autosómica recesiva.
El diagnóstico generalmente se hace con base en las señales y síntomas y/o pruebas genéticas.
El síndrome de Bloom es más frecuente en la población judía de Europa del Este (Askenazi).
No hay cura todavía. El tratamiento del síndrome de Bloom es sintomático y de apoyo.
Las señales y síntomas son variadas en severidad y no todas las personas tienen todas las señales y síntomas. Las señales y síntomas que se han descrito pueden incluir:
CAUSAS
El síndrome de Bloom es causado por variantes patogénicas o mutaciones en el gen BLM.
El gen BLM es responsable de producir una proteína conocida como BLM. La proteína BLM que es anormal en personas con síndrome de Bloom es una helicasa RecQ. Las helicasas ayudan en la replicación y reparación del material genético de las células, ADN (ácido desoxirribonucleico), “descomprimiendo» o «desenrollando» temporalmente la doble hélice del ADN para que pueda replicarse.
Cuando esta helicasa está defectuosa, como es el caso del síndrome de Bloom, una célula no puede detectar ni reparar errores del ADN con la misma eficacia. Esto significa que el daño en el ADN durante el curso de la vida de una célula no se encuentra ni se repara, por lo que la célula no puede seguir funcionando. La célula puede morir o, en algunos casos, las células dañadas pueden continuar creciendo de forma anormal y provocar cáncer.
El síndrome de Bloom es de especial interés para los genetistas debido a que las personas afectadas con esta afección tienen cromosomas muy inestables, por lo que con frecuencia se encuentran variantes genéticas. Además, la recombinación de cromosomas en personas con síndrome de Bloom ocurre con mucha mayor frecuencia y aparentemente con mucha mayor facilidad de lo normal.
Los cromosomas son estructuras que se encuentran en el centro (núcleo) de las células que transportan fragmentos largos de ADN. El ADN es el material que contiene los genes y es el pilar fundamental del cuerpo humano. Los cromosomas también contienen proteínas que ayudan al ADN a existir en la forma apropiada. Los cromosomas vienen en pares. Normalmente, cada célula en el cuerpo humano tiene 23 pares de cromosomas (46 cromosomas en total), de los cuales la mitad proviene de la madre y la otra mitad del padre.
La recombinación se refiere al intercambio de segmentos de ADN entre los cromosomas homólogos (del mismo par).
La mayoría de los médicos que participan en estudios sobre el síndrome de Bloom consideran que la volatilidad de los cromosomas contribuye mucho tanto a la baja estatura como a la predisposición al cáncer.
Herencia
El síndrome de Bloom se hereda de forma autosómica recesiva. Los genes vienen en pares. Un gen (copia o alelo) en cada par proviene de la madre y el otro del padre. En la herencia recesiva las personas afectadas tienen una variante que causa la enfermedad en ambas copias del gen BLM, una heredada de cada padre. Ambos padres tienen una copia de una variante del gen BLM y una copia de un gen BLM normal. El riesgo de que dos padres portadores transmitan la variante causante de la enfermedad y tengan un hijo afectado es del 25% con cada embarazo. El riesgo de tener un hijo portador como los padres es del 50% con cada embarazo. La probabilidad de que un niño reciba genes normales de ambos padres es del 25%. El riesgo es el mismo para hombres y mujeres.
Una variante específica, conocida como “BLMAsh”, es responsable de más del 90% de los casos de síndrome de Bloom entre los judíos asquenazíes.
Los padres que son parientes cercanos (consanguíneos) tienen una mayor probabilidad que los padres no emparentados de portar el mismo gen anormal, lo que aumenta el riesgo de tener hijos con un trastorno genético recesivo. Debido a que la consanguinidad es elevada en los judíos asquenazíes esta enfermedad es más común en esta población.
El síndrome de Bloom es poco común, con alrededor de 294 casos reportados al Registro del síndrome de Bloom. Aunque ocurre en muchos grupos étnicos, es más frecuente en personas de herencia judía asquenazí cuyos antepasados eran de Polonia o Ucrania. Entre los judíos asquenazíes que viven en los EE. UU., la frecuencia de portadores es aproximadamente uno en 157. Entre los judíos asquenazíes que viven en Israel, la frecuencia de portadores es aproximadamente uno en 111.
El síndrome de Bloom ha sido diagnosticado en personas de todo el mundo, y alrededor del 75% de los casos ocurren en personas que no son de ascendencia judía.
El diagnóstico del síndrome de Bloom se sospecha cuando las personas tienen las señales y síntomas característicos y se confirma mediante pruebas genéticas que identifican las variantes patogénicas en las dos copias del gen BLM.
Uno de los tipos de recombinación cromosómica que ocurre en el síndrome de Bloom debido a variantes en el gen BLM se conoce como intercambio de cromátida hermana (SCE). Esto significa que porciones del ADN cromosómico se intercambian entre cromosomas pares (hermanos u homólogos).
Mientras que las personas sin síndrome de Bloom tienen una tasa promedio de SCE de <10 por división celular (metafase), las personas con síndrome de Bloom promedian entre 40 y 100 SCE por metafase.
Anteriormente, el diagnóstico del síndrome de Bloom era hecho cuando se encontraban múltiples SCE. Sin embargo, el análisis SCE por sí solo ya no es suficiente para confirmar un diagnóstico del síndrome de Bloom, porque desde entonces se ha observado un aumento de SCE en personas con otros trastornos genéticos causados por anomalías de los genes RMI1, RMI2 o TOP3A.
No obstante, el análisis SCE todavía puede ser útil para el diagnóstico del síndrome de Bloom en circunstancias en las que solo se identifica una variante del gen BLM y las pruebas genéticas moleculares no encuentran variantes en los genes RMI1, RMI2 o TOP3A.
El tratamiento del síndrome de Bloom es sintomático y de apoyo. Se han publicado recomendaciones de supervisión sanitaria que abordan el diagnóstico, tratamiento y vigilancia de las complicaciones en personas con síndrome de Bloom.
El manejo clínico se basa en prevenir y en detectar las posibles complicaciones, así como en el tratamiento de los síntomas que la persona tenga. Las personas afectadas pueden necesitar un equipo médico especializado que incluya oncólogos, dermatólogos y genetistas, entre otros especialistas, colabora para tener una mejor atención médica.
Para prevenir el cáncer de piel y el típico sarpullido rojo que es común en el síndrome de Bloom, las personas con síndrome de Bloom deben evitar el sol y deben buscar estar en la sombra, especialmente entre las 10 a. m. y las 4 p. m. Las recomendaciones de salud también sugieren cubrir la piel expuesta con ropa, incluido un sombrero de ala ancha y gafas de sol que bloqueen los rayos del sol, y aplicar un protector solar de amplio espectro con factor de protección solar (SPF) de 30 dos veces al día, o cada 2 o 3 horas si se está al aire libre. También se aconseja la evaluación anual por parte de un dermatólogo.
Los bebés, niños pequeños y niños en edad preescolar con síndrome de Bloom deben tener un estrecho seguimiento del desarrollo y ser remitidos a servicios de intervención temprana. Si hay retrasos en el desarrollo, la terapia física, ocupacional y del habla puede ayudar. El rendimiento escolar debe evaluarse periódicamente y los padres deben conocer el apoyo educativo disponible.
La terapia con hormona de crecimiento para niños con síndrome de Bloom no ha aumentado consistentemente la tasa de crecimiento en la mayoría de los niños, pero algunos han mejorado el crecimiento.
El uso de la hormona del crecimiento se ha abordado con cautela en niños con síndrome de Bloom debido a la preocupación sobre un mayor riesgo de desarrollar tumores como resultado de este tratamiento. Si se prescribe hormona del crecimiento, se deben controlar muy bien la respuesta de crecimiento y los niveles en la sangre de las sustancias IGF-1 e IGFBP-3 y, a menos que haya un aumento en la velocidad de crecimiento durante el tratamiento, se debe suspender el tratamiento. La proteína transportadora 3 del factor de crecimiento similar a la insulina (IGFBP-3) es la principal transportadora de la somatomedina C (también denominada “factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1” o «IGF-1») en el organismo.
Debido a que puede haber hipotiroidismo en personas con síndrome de Bloom se deben hacer medidas de las hormonas tiroideas en la sangre, la TSH sérica y la T4 debe medirse anualmente a partir de los 10 años. Además, las pautas recientes de supervisión de la salud sugieren exámenes de detección y educación familiar sobre las señales y los síntomas del hipotiroidismo, incluidos fatiga, estreñimiento, sensibilidad al frío y aumento de peso.
Hasta que se disponga de información adicional sobre el tratamiento de conductas alimentarias problemáticas y síntomas gastrointestinales, se recomienda el tratamiento estándar para estas preocupaciones. Esto puede incluir consulta con un gastroenterólogo o especialista en alimentación, uso de dietas altas en calorías, uso de precauciones contra el reflujo y uso de medicamentos antirreflujo.
Como puede aumento de gorduras (perfil lipídico) en las personas con síndrome de Bloom se recomienda evitar una dieta alta en grasas y/o colesterol. Se recomienda que se haga un perfil lipídico para detectar dislipidemia anualmente a partir de los 10 años; para aquellos con dislipidemia, se recomienda un tratamiento dietético según protocolos estándar.
La diabetes mellitus tipo 2 es común en personas con síndrome de Bloom, por lo que la glucosa (azúcar) en sangre en ayunas y la hemoglobina A1C se deben medir anualmente a partir de los 10 años, y las personas afectadas, sus familias y sus médicos deben estar alerta ante señales y síntomas como aumento de la sed y aumento de la micción y pérdida de peso. El tratamiento de la diabetes tipo 2 en síndrome de Bloom es el mismo que para otras personas con diabetes tipo 2 de la población general.
Para aquellos con ciertos defectos en el sistema inmunológico, el tratamiento con gammaglobulina subcutánea semanal o intravenosa mensual puede ser beneficioso.
Se pueden utilizar dispositivos de asistencia para la tos, chalecos vibratorios y lavado nasal diario para eliminar que haya mucho moco y se puede hacer aclaramiento diario para bronquiectasias.
Si hay infecciones recurrentes, graves u oportunistas se recomienda realizar pruebas de detección de inmunodeficiencia, incluido el nivel de inmunoglobulinas, las respuestas de anticuerpos a las vacunas y las mediciones cuantitativas de linfocitos B y T.
Los médicos deben estar atentos a los indicios de cáncer, especialmente en las personas adultas. Debido al riesgo inusualmente alto de desarrollo temprano de cáncer, gran parte del esfuerzo de supervisión sanitaria se dirige a la detección y el tratamiento tempranos.
En los niños afectados, se sugiere que se hagan ecografía abdominal cada 3 meses desde la edad del diagnóstico hasta los 8 años, además de la detección de signos y síntomas como hematuria y masa abdominal indolora para saber si tienen tumor de Wilms.
La vigilancia de los cánceres de la sangre como leucemia y linfoma se puede hacer con base en las señales y síntomas, incluida la pérdida de peso involuntaria y la fatiga, la palidez, el sangrado anormal y las petequias cuando se vigila la leucemia y los ganglios linfáticos agrandados, las fiebres inexplicables y los sudores nocturnos intensos para detectar el linfoma.
La detección del cáncer colorrectal debe comenzar entre los 10 y 12 años, con una colonoscopia (un examen que visualiza el interior del colon) cada 1 o 2 años y una prueba inmunoquímica fecal (FIT) cada 6 meses. En mujeres afectadas mayores de 18 años, se recomienda hacer un examen de imagen con una resonancia magnética de mama anualmente para detectar cáncer de mama. Las pautas más recientes también recomiendan una resonancia magnética de cuerpo entero cada 1 o 2 años a partir de los 12 o 13 años para detectar otros tumores sólidos o linfomas.
Cuando se trata el cáncer, como las personas con síndrome de Bloom son más sensibles tanto a las sustancias químicas que dañan el ADN como a la radiación ionizante (radioterapia) generalmente requiere una modificación de los regímenes usuales (estándar) de tratamiento del cáncer, como una reducción tanto de la dosis como de la duración.
Si se considera el trasplante de células madre, es probable que el trasplante no mieloablativo se tolere más fácilmente que otros regímenes. Además, la terapia ablativa (un tratamiento que se hace antes del trasplante) requerida antes de un trasplante de médula ósea puede requerir ser modificada debido a que las personas con síndrome de Bloom tienen más sensibilidad a los agentes que dañan el ADN.
Debido a que la infertilidad es un problema común, los hombres con síndrome de Bloom pueden someterse a un análisis de semen después de la pubertad para buscar anomalías en la cantidad y motilidad de los espermatozoides (azoospermia, oligospermia o astenospermia).
Después de la pubertad, las mujeres con síndrome de Bloom deben estar conscientes de los signos de menopausia temprana y también pueden considerar la congelación (criopreservación) de ovocitos (óvulos). Además, la tecnología de reproducción asistida (ART) puede ser beneficiosa si no es posible la concepción natural, pero actualmente no hay informes de ART en personas con síndrome de Bloom. Las mujeres afectadas que deseen concebir deben considerar consultar con un especialista en fertilidad.
Se recomienda asesoramiento genético para personas con síndrome de Bloom y sus familias. La preimplantación y el diagnóstico prenatal son posibles si se han identificado variantes del gen BLM en los padres.
El sitio en la red de Clinical Trials, desarrollado por los Institutos Nacionales de la Salud, proporciona información sobre las investigaciones clínicas. Usted puede ver las investigaciones sobre esta condición en el siguiente enlace: Clinicaltrials.gov. Use el término “Bloom syndrome” para ver los estudios disponibles. Recomendamos que comparta esta información con los médicos para que analicen los estudios y determinen la indicación de la participación en algún estudio. (en inglés)
Para obtener información sobre los ensayos clínicos en Europa, póngase en contacto con: Clinicaltrialsregister.eu
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Usted puede aprender más sobre esta enfermedad en los siguientes sitios en la red:
Las siguientes fuentes de información en inglés también pueden ser de utilidad:
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