Última actualización:
2/14/2024
Años publicados: 1986, 1987, 1988, 1990, 1991, 1993, 1994, 1995, 1997, 1998, 1999, 2007, 2011, 2014, 2017, 2020, 2024
NORD agradece a William A. Gahl, MD, PhD, investigador principal, Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, director del Programa de Enfermedades No Diagnosticadas de los NIH, Institutos Nacionales de Salud, por su ayuda en la preparación de este informe en inglés. El informe en inglés fue traducido al español y modificado por Gioconda Alyea, médica genetista brasileira, el 29 de febrero del 2024.
La cistinosis es un trastorno genético poco común caracterizado por la acumulación de un aminoácido llamado cistina en diferentes tejidos y órganos del cuerpo, incluidos los riñones, los ojos, los músculos, el hígado, el páncreas y el cerebro. Los riñones y los ojos son los dos órganos más afectados.
Generalmente, la cistinosis se divide en tres formas diferentes conocidas como cistinosis nefropática, cistinosis intermedia y cistinosis no nefropática (u ocular), aunque hay muchos síntomas que son comunes entre estas 3 formas.
La edad de aparición, los síntomas y la gravedad de la cistinosis pueden variar mucho de una persona a otra. La cistinosis nefropática comienza en la infancia y es la forma más común y grave. La detección temprana y el tratamiento oportuno son fundamentales para frenar el desarrollo y la progresión de los síntomas asociados con la cistinosis.
Las personas con cistinosis nefropática y la mayoría de las personas con cistinosis intermedia requieren un trasplante de riñón. La cistinosis no nefropática afecta únicamente a las córneas de los ojos, aunque la cistina se almacena hasta cierto punto en otros tejidos.
La cistinosis es causada por cambios (mutaciones o variantes patogenicas) en el gen CTNS y se hereda de forma autosómica recesiva.
El tratamiento incluye la reposición de cistina, medicamentos para mejorar los síntomas y con trasplante renal en algunos casos.
La cistinosis fue descrita por primera vez en la literatura médica en 1903. La cistinosis hace parte de un grupo de enfermedades llamados trastornos de almacenamiento lisosomal. Los lisosomas son la unidad digestiva principal dentro de las células que metabolizan nutrientes como grasas, proteínas y carbohidratos. Algunas enzimas dentro de los lisosomas metabolizan estos nutrientes, mientras que otras proteínas transportan los productos metabólicos sobrantes (como la cistina) fuera del lisosoma. En personas con cistinosis, la falta de este transportador específico hace que la cistina se acumule en los lisosomas de las células de todo el cuerpo. La cistina forma cristales (se cristaliza) en muchos tipos de células y daña lentamente los órganos afectados.
En el pasado, la cistinosis nefropática era una enfermedad fatal ya a una edad muy temprana. Sin embargo, las mejoras en el tratamiento han conseguido mejorar el pronóstico de las personas afectadas con una esperanza de vida hasta la edad adulta.
Los síntomas específicos y la gravedad de la cistinosis varían mucho de una persona a otra dependiendo de varios factores, como la edad de aparición. Con el tiempo, la cistinosis puede afectar a todos los tejidos del cuerpo y la edad de aparición de los diferentes síntomas varía mucho. La progresión del trastorno puede retrasarse mediante un diagnóstico y tratamiento tempranos.
Es importante tener en cuenta que es posible que las personas afectadas no presenten todos los síntomas que se describen a continuación. Las personas afectadas y los padres de niños afectados deben hablar con su médico y equipo médico sobre su caso específico, los síntomas asociados y el pronóstico general.
CISTINOSIS NEFROPÁTICA
La cistinosis nefropática o infantil es la forma más frecuente y grave de cistinosis. Los síntomas de la cistinosis nefropática suelen aparecer durante el primer año de vida. Los síntomas específicos pueden ser leves o graves según cada caso individual y la edad en la que se inicia el tratamiento.
Por lo general, los primeros problemas de salud son la deficiencia de crecimiento y el síndrome renal de Fanconi (ver más abajo). Aunque los bebés parecen normales al nacer, cuando tienen como un año de edad, como comentado más adelante, pueden comenzar a tener problemas para crecer y para ganar peso. Además, los bebés afectados pueden tener episodios de vómitos, falta de apetito y dificultades para alimentarse que contribuyen (junto con la disfunción del riñón) a la deficiencia nutricional y a la imposibilidad de ganar peso y crecer al ritmo esperado (falta de crecimiento). En promedio, el crecimiento en niños con cistinosis no tratados es aproximadamente el 60% de la tasa esperada.
Los bebés con cistinosis nefropática desarrollan el síndrome de Fanconi renal, un trastorno poco común caracterizado por disfunción de los riñones (disfunción renal). Los riñones son dos órganos con forma de frijol ubicados justo debajo de la parte posterior del tórax. Los riñones tienen varias funciones, incluida la de filtrar y excretar productos de desecho de la sangre y del cuerpo, crear ciertas hormonas y ayudar a mantener el equilibrio de ciertas sustancias químicas llamadas electrolitos en el cuerpo, como el potasio, sodio, cloruro, bicarbonato, calcio, magnesio y otros minerales.
En la cistinosis nefropática, los tubos de los riñones (túbulos renales) no logran reabsorber una variedad de sustancias necesarias, incluidos los compuestos mencionados anteriormente, así como también aminoácidos, agua, fosfato, glucosa, carnitina y ciertas proteínas. Debido a eso, las personas afectadas tienen niveles anormalmente bajos de muchas de estas sustancias en el cuerpo.
Los síntomas del síndrome renal de Fanconi suelen aparecer entre los 6 y 12 meses de edad y pueden incluir:
El tratamiento con medicamentos que reducen los niveles de cistina puede retardar o detener la progresión de la enfermedad renal y retrasar la necesidad de un trasplante de riñón hasta la adolescencia, los 20 años o más. Cualquier daño renal existente que ocurra antes del diagnóstico (y por lo tanto antes del tratamiento) es irreversible, o sea, una vez que el daño se ha hecho, no se puede componer.
Los niños con cistinosis nefropática también pueden desarrollar síntomas no relacionados con los riñones (síntomas extrarrenales). Estos síntomas son muy variables según la edad a la que se inicia el tratamiento y los órganos específicos que se ven afectados; Los órganos afectados pueden incluir los ojos, la médula ósea, el hígado, el páncreas, el bazo, el intestino, el cerebro, la tiroides, los músculos y los testículos. Las señales y los síntomas pueden incluir:
Con el pasar del tiempo se desarrollan complicaciones adicionales que afectan a otros órganos además de los riñones debido a la acumulación crónica de cistina en personas que no han sido tratadas adecuadamente con cisteamina, aunque hayan tenido un trasplante de riñón. Estas complicaciones adicionales generalmente se desarrollan entre los 20 y los 40 años.
CISTINOSIS INTERMEDIA
También conocida como cistinosis juvenil nefropática o cistinosis adolescente, esta forma de cistinosis puede presentarse con las mismas señales y síntomas de cistinosis nefropática. Sin embargo, la aparición y frecuencia de estos síntomas comienza entre los 8 y los 20 años y, por lo general, los síntomas son menos graves que en la forma nefropática infantil clásica y tienen una progresión más lenta. Sin embargo, si no se trata, la insuficiencia renal terminal en la cistinosis intermedia generalmente se desarrolla en algún momento entre los 15 y los 25 años.
CISTINOSIS NO NEFROPÁTICA
También conocida como cistinosis ocular o “benigna”, esta forma suele afectar a adultos de mediana edad, por lo que en el pasado se llamó cistinosis del adulto. La enfermedad renal no ocurre en estas personas. El trastorno parece afectar sólo a los ojos. Las personas no tratadas con cistinosis no nefropática eventualmente desarrollan fotofobia debido a la acumulación de cristales de cistina en los ojos.
Todos los tipos de cistinosis son causados por cambios (mutaciones o variantes patogénicas) en el gen CTNS. El gen CTNS contiene instrucciones para producir (codificar) una proteína llamada cistinosina que se requiere para transportar el aminoácido cistina fuera de los lisosomas y hacia el resto de la célula. Los lisosomas metabolizan (degradan) ciertas proteínas en aminoácidos como la cistina y después, la cistinosina transporta la cistina fuera del lisosoma. Los niveles deficientes de cistinosina funcional dan como resultado la acumulación de cistina en los lisosomas de diversos tejidos y órganos del cuerpo, lo que eventualmente daña los órganos afectados. La cistina acumulada forma cristales en muchos tipos de células.
Herencia
La cistinosis se hereda con un patrón autosómico recesivo. Los trastornos genéticos recesivos ocurren cuando un individuo hereda una mutación en las dos copias del mismo gen de cada padre. Si una persona recibe un gen normal y un gen mutado de la enfermedad, será portador de la enfermedad y no mostrará síntomas. Los portadores de cistinosis (por ejemplo, los padres de personas afectadas) nunca presentan síntomas de la enfermedad. El riesgo de que dos padres portadores transmitan la variante genética y, por lo tanto, tengan un hijo afectado es del 25% con cada embarazo. El riesgo de tener un hijo portador como los padres es del 50% con cada embarazo. La probabilidad de que un niño reciba genes normales de ambos padres es del 25%. El riesgo es el mismo para hombres y mujeres.
Se estima que el trastorno ocurre en 1 de cada 100.000 a 200.000 personas en la población general. La cistinosis afecta a hombres y mujeres en igual número.
La cistinosis se ha informado en todo el mundo, en todos los grupos étnicos. La cistinosis es la causa más común del síndrome renal de Fanconi en niños y representa aproximadamente el 5% de todos los casos infantiles de insuficiencia renal.
El diagnóstico de cistinosis se basa en la identificación de los síntomas característicos (por ejemplo, síntomas del síndrome renal de Fanconi), una historia detallada del paciente, una evaluación clínica detallada y una variedad de pruebas especializadas. Un diagnóstico rápido de cistinosis es fundamental para que se tengan los beneficios preventivos y terapéuticos de los medicamentos que disminuyen la acumulación de la cistina.
El diagnóstico de cistinosis se puede confirmar midiendo los niveles de cistina en ciertos glóbulos blancos (“leucocitos polimorfonucleares”).
El examen de orina puede revelar una pérdida excesiva de nutrientes, incluidos minerales, electrolitos, aminoácidos, carnitina y agua, lo que es indicativo del síndrome renal de Fanconi.
Un médico puede usar un microscopio especial llamado lámpara de hendidura para observar los ojos con un gran aumento, lo que puede revelar cristales de cistina en la córnea. Esto es diagnóstico si lo realiza un oftalmólogo con experiencia.
El diagnóstico de cistinosis también puede confirmarse mediante pruebas genéticas moleculares, que pueden identificar las mutaciones en el gen CTNS. Las pruebas genéticas moleculares están disponibles a través de un laboratorio comercial.
El tratamiento de la cistinosis se dirige a los síntomas específicos que son evidentes en cada individuo. El tratamiento puede requerir que se consulte a muchos especialistas que deben trabajar en equipo. Los especialistas pueden incluir pediatras, especialistas en riñones (nefrólogos), oftalmólogos, especialistas en trastornos digestivos (gastroenterólogos), psicólogos y otros profesionales de la salud que deben trabajar juntos y de forma coordinada para el mejor manejo.
La cistinosis nefropática y intermedia en el pasado eran considerados trastornos progresivamente fatales, con una expectativa de vida para la forma infantil de menos de 10 años. Sin embargo, el desarrollo de terapias que reducen la cistina junto con las mejoras en el trasplante de riñón han extendido la esperanza de vida hasta la edad adulta.
El tratamiento incluye:
Terapia de agotamiento de cistina
El tratamiento de los síntomas varia en cada persona:
A pesar del tratamiento temprano y oportuno, las personas con cistinosis infantil e intermedia eventualmente desarrollan enfermedad renal en etapa terminal (ESRD), que requiere un trasplante de riñón.
Antes del trasplante se debe hacer diálisis, que es un procedimiento en el que se utiliza una máquina para realizar algunas de las funciones del riñón, filtrando los productos de desecho de la sangre y ayudando a mantener niveles adecuados de sustancias químicas esenciales como el potasio.
Sin embargo, la ESRD no es reversible, por lo que las personas eventualmente necesitarán un trasplante de riñón. La tasa de progresión de la disfunción renal a ESRD puede variar mucho de una persona a otra.
El trasplante de riñón puede curar el síndrome renal de Fanconi porque la cistina no se acumula en el riñón trasplantado. Sin embargo, la cistina todavía se acumula en otros tejidos y órganos del cuerpo.
La terapia del habla y el lenguaje puede ser beneficiosa para algunos pacientes.
Se recomienda el asesoramiento genético a las personas afectadas y sus familias.
El sitio en la red de Clinical Trials, desarrollado por los Institutos Nacionales de la Salud, proporciona información sobre las investigaciones clínicas. Usted puede ver las investigaciones sobre esta enfermedad en el siguiente enlace: Clinicaltrials.gov. Use el término “cyistinosis” para ver los estudios disponibles. Recomendamos que comparta esta información con los médicos para que analicen los estudios y determinen la indicación de la participación en algún estudio. (en inglés)
Para obtener información sobre los ensayos clínicos en Europa, póngase en contacto con: Clinicaltrialsregister.eu.
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Usted puede aprender más sobre esta enfermedad en los siguientes sitios en la red:
Las siguientes fuentes de información en inglés también pueden ser de utilidad:
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