Última actualización:
05/23/23
Años publicados: 1984, 1985, 1987, 1988, 1989, 1990, 1992, 1993, 1994, 1997, 1998, 1999, 2000, 2004, 2005, 2016, 2019, 2023
NORD agradece a Francis J. DiMario Jr., MD, Department of Pediatrics, Neurogenetics-Tuberous Sclerosis Clinic, Connecticut Children’s Medical Center, por su asistencia en la preparación de este informe en inglés. El informe en inglés fue traducido al español y modificado por Gioconda Alyea, médica genetista brasileira, el 20 de julio del 2023.
La esclerosis tuberosa es una enfermedad genética rara que afecta muchos órganos del cuerpo y que generalmente se manifiesta poco después del nacimiento. Puede haber muchas señales y síntomas diferentes y está asociado con la formación de tumores benignos (no cancerosos) en varios órganos del cuerpo. La piel, el cerebro, los ojos, el corazón, los riñones y los pulmones son afectados con frecuencia. Estos tumores a menudo se denominan hamartomas. Hamartoma es un término general que se refiere a un tumor o crecimiento similar a un tumor que se compone de células que normalmente se encuentran en el área del cuerpo donde se forma el hamartoma. Los hamartomas no son malignos; por lo general, no producen metástasis ni se propagan a otras áreas del cuerpo. Sin embargo, estos crecimientos anormales pueden crecer y dañar los órganos afectados.
El número, el tamaño y la ubicación específica de estos crecimientos anormales en personas con esclerosis tuberosa pueden variar ampliamente y, en consecuencia, la gravedad del trastorno también puede variar ampliamente.
La esclerosis tuberosa es causada por alteraciones (mutaciones o variantes patogénicas) en un gen o genes que pueden ocurrir de forma espontánea por razones desconocidas o heredarse como un rasgo autosómico dominante. La mayoría de los casos son debidos a mutaciones de novo, que no son heredadas. Se sabe que las mutaciones en al menos dos genes diferentes causan la esclerosis tuberosa, el gen TSC1 o el gen TSC2.
La esclerosis tuberosa es un trastorno muy variable. Las señales y los síntomas y la gravedad del trastorno pueden variar mucho de una persona a otra, incluso entre miembros de la misma familia. Esto se debe, en parte, a los órganos específicos que están afectados. Cualquier órgano del cuerpo puede ser afectado. La esclerosis tuberosa puede causar una enfermedad leve en la que las personas no se diagnostican hasta la edad adulta o puede causar complicaciones significativas que pueden afectar la calidad de vida o el trastorno puede causar complicaciones potencialmente graves y mortales.
Debido a la gran variabilidad del trastorno, es importante tener en cuenta que es posible que las personas afectadas no presenten todos los síntomas que se mencionan a continuación y que la expresión y progresión del trastorno serán únicas en cada persona afectada. Los pacientes y los padres o cuidadores deben hablar con el médico y el equipo médico sobre su caso específico, los síntomas asociados y el pronóstico general. Los problemas pueden incluir:
Algunas señales y síntomas asociados con la esclerosis tuberosa ocurren con menos frecuencia que los descritos anteriormente. Estos hallazgos se conocen como características menores del trastorno. Dichos síntomas incluyen parches o áreas de color claro o falta de color que afecta la retina debido a la pérdida de pigmento (parche acromático retinal). Algunas personas pueden desarrollar picaduras o pequeños agujeros en el esmalte de los dientes (picaduras en el esmalte dental) o la formación de crecimientos fibrosos dentro de la boca (fibromas intraorales), particularmente en las encías. En algunos casos, las personas pueden desarrollar lesiones cutáneas de “confeti” durante la niñez, la adolescencia temprana o la edad adulta. Estas lesiones son manchas diminutas (de 1 a 3 milímetros) de color más claro (hipopigmentados) que la piel circundante y pueden estar dispersos en ciertas áreas de la piel.
Los quistes renales, a veces denominados quistes epiteliales, ocurren en aproximadamente el 20-30% de las personas y generalmente no causan síntomas. Estos pequeños quistes llenos de líquido pueden, en algunos casos, provocar un aumento de la presión arterial. Si los riñones están llenos de quistes, eventualmente se puede desarrollar disfunción e insuficiencia renales. Las personas con esclerosis tuberosa pueden tener un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer de riñón que la población general, aunque esto es poco común. Menos del 3% de los individuos pueden desarrollar carcinoma de células renales. En casos muy raros (menos del 1%), puede ocurrir un oncocitoma o un angiomiolipoma maligno.
Algunas personas afectadas desarrollarán tumores neuroendocrinos (NET). Los tumores neuroendocrinos surgen de las células productoras de hormonas del sistema neuroendocrino. Estas células son una una combinación de células endocrinas y células nerviosas. Se encuentran en todo el cuerpo y realizan muchas funciones, como regular el flujo de aire y sangre a través de los pulmones.
La esclerosis tuberosa es causada por una alteración (mutación) en uno de dos genes diferentes, el gen TSC1 o el gen TSC2. Los genes proporcionan instrucciones para crear proteínas que desempeñan un papel fundamental en muchas funciones del cuerpo. Cuando ocurre una mutación de un gen, el producto proteico puede ser defectuoso, ineficiente o estar ausente. Dependiendo de las funciones de la proteína en particular, esto puede afectar muchos sistemas de órganos del cuerpo, incluido el cerebro. Generalmente, las alteraciones en el gen TSC2 resultan en una enfermedad más severa.
En muchos casos, una alteración que causa la esclerosis tuberosa ocurre como una mutación nueva (esporádica o de novo), lo que significa que la mutación del gen se produjo en el momento de la formación del óvulo o el espermatozoide de la persona afectada y no fue heredado. Sin embargo, estas personas con mutaciones de novo también pueden transmitir la enfermedad de forma dominante (donde un rasgo se transmite de una madre o padre afectado a su hijo).
La mayoría de las enfermedades genéticas están determinadas por el estado de las dos copias de un gen, una recibida del padre y otra de la madre. Los trastornos genéticos dominantes ocurren cuando sólo se necesita una sola copia de un gen mutado para causar una enfermedad en particular. El gen anormal se puede heredar de cualquiera de los padres o puede ser el resultado de una nueva mutación (en el individuo afectado. El riesgo de transmitir el gen anormal de un padre afectado a su descendencia es del 50% por cada embarazo. El riesgo es el mismo para hombres y mujeres.
El gen TSC1 se encuentra en el brazo largo (q) del cromosoma 9 (9q34); el gen TSC2 está ubicado en el brazo corto (p) del cromosoma 16 (16p13.3). Los cromosomas se encuentran en el núcleo de todas las células del cuerpo y contienen miles de genes con las características genéticas de cada individuo. Los pares de cromosomas humanos están numerados del 1 al 22, con un par 23 desigual de cromosomas X e Y para los hombres y dos cromosomas X para las mujeres. Cada cromosoma tiene un brazo corto designado como «p» y un brazo largo identificado por la letra «q». Los cromosomas se subdividen en bandas numeradas.
El gen TSC1 regula la producción de una proteína conocida como hamartina que se cree que funciona como un supresor de tumores. El gen TSC2 codifica una proteína supresora de tumores diferente conocida como tuberina. Un gen supresor de tumores es un gen que ralentiza la división celular, repara el daño al ADN de las células y/o le dice a la célula cuándo debe “morir”, un proceso normal llamado apoptosis. Se cree que la hamartina y la tuberina inhiben la actividad de una vía química en el cuerpo llamada vía mTOR. Tal vía química implica una serie de interacciones complejas y es fundamental para el desarrollo humano normal; la vía mTOR regula la creación (síntesis) de proteínas que están involucradas en muchas funciones celulares, incluido el crecimiento, la proliferación y la supervivencia celular. Las alteraciones en los genes TSC1 y TSC2 resultan en una actividad descontrolada o “hiperactivación” de la vía mTOR y, en consecuencia, al desarrollo de los tumores que caracterizan la esclerosis tuberosa.
La esclerosis tuberosa es un trastorno genético raro que afecta a 1 de cada 6000 recién nacidos en los Estados Unidos. Aproximadamente 40.000 a 80.000 personas en los Estados Unidos tienen esclerosis tuberosa. Se estima que la prevalencia en Europa es de aproximadamente 1 en 25.000 a 1 en 11.300. Se cree que hasta 2 millones de personas en todo el mundo tienen este trastorno. Los hombres y las mujeres son afectados por igual y el trastorno ocurre en todas las razas y grupos étnicos.
El diagnóstico de la esclerosis tuberosa se basa en la identificación de los síntomas característicos, un historial detallado del paciente y la familia, una evaluación clínica detallada y una variedad de pruebas especializadas. Por ejemplo, la presencia de máculas hipopigmentadas en la piel junto con convulsiones o autismo son indicios diagnósticos de esclerosis tuberosa. Se han establecido y actualizado criterios de diagnóstico clínico para la esclerosis tuberosa.
Generalmente, un diagnóstico se considera definitivo en individuos con dos o más características principales o una característica principal y dos o más características menores del trastorno. Se sospecha un posible diagnóstico cuando está presente una característica principal o dos o más características menores. Los criterios mayores incluyen:
Los criterios menores incluyen:
En algunos casos, un rabdomioma cardíaco se puede detectar antes del nacimiento (prenatalmente).
Pruebas y estudios clínicos
Las pruebas genéticas moleculares pueden confirmar un diagnóstico de esclerosis tuberosa. Las pruebas de genética molecular pueden detectar alteraciones en uno de los dos genes que se sabe que causan el trastorno y están disponibles como un servicio de diagnóstico en laboratorios especializados.
Se puede utilizar una variedad de pruebas para ayudar a obtener un diagnóstico de esclerosis tuberosa o para evaluar o establecer la extensión del trastorno en un individuo. Estas pruebas incluyen la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) para evaluar el cerebro en busca de tumores u otra afectación cerebral. Una resonancia magnética también se puede usar para evaluar los riñones o el hígado en busca de tumores. Se puede usar una tomografía computarizada de alta resolución para evaluar los pulmones. Durante la tomografía computarizada, se utilizan una computadora y rayos X para crear una película que muestra imágenes de cortes transversales de ciertas estructuras de tejido. Una resonancia magnética utiliza un campo magnético y ondas de radio para producir imágenes transversales de órganos y tejidos corporales particulares.
Se puede hacer un ecocardiograma y un electrocardiograma (EKG) para evaluar la presencia de un rabdomioma en el corazón. Durante un ecocardiograma, las ondas sonoras se dirigen hacia el corazón, lo que permite a los médicos estudiar la función y el movimiento cardíacos. Un electrocardiograma registra los impulsos eléctricos del corazón y puede revelar patrones eléctricos anormales.
Las personas con esclerosis tuberosa pueden necesitar ser atendidas por un equipo de médicos y especialistas incluyendo pediatras e internistas generales, neurólogos, dermatólogos, cardiólogos, especialistas dentales, oftalmólogos, psiquiatras y otros profesionales de la salud. El asesoramiento genético es recomendado para las personas afectadas y sus familias.
El tratamiento de la esclerosis tuberosa es de apoyo y sintomático. La intervención temprana del desarrollo es importante para garantizar que los niños afectados alcancen su potencial. La mayoría de los niños afectados se beneficiarán de la terapia ocupacional, física y del habla. Varios métodos de rehabilitación y terapia conductual pueden ser beneficiosos. Es esencial que las terapias continúen durante todo el año para promover el desarrollo de nuevas habilidades y prevenir la regresión. Pueden ser necesarios servicios médicos, sociales y/o vocacionales adicionales, incluida la educación especial de recuperación. El apoyo psicosocial para toda la familia también es esencial.
Se pueden recetar medicamentos anticonvulsivos (anticonvulsivos) para controlar las convulsiones. El medicamento específico que se use dependerá de varios factores, incluido el tipo específico de convulsión, la edad del individuo afectado, otros órganos afectados y la gravedad de los síntomas. Los fármacos anticonvulsivos convencionales que se pueden administrar incluyen fenobarbital, Dilantin (fenitoína), Klonopin (clonazepam), Depakene/Depakote (ácido valproico/divalproex sódico), Tegretol (carbamazepina), Trileptal (oxcarbazepina), Topamax (topiramato), Lamictal (lamotrigina), Zonegran (zonisemida), Vimpat (lacosamida), Banzel (rufinamida), clobazam y otros. Todos estos anticonvulsivos pueden tener efectos secundarios y requieren un control cuidadoso por parte de un médico.
La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó dos medicamentos específicamente para el tratamiento de las convulsiones asociadas con la esclerosis tuberosa. Afinitor (everolimus) aprobado por la FDA para el tratamiento de convulsiones en pacientes adultos y pediátricos de 2 años o más con esclerosis tuberosa en 2018, y Epidiolex (cannabidiol) para pacientes de un año o más en 2020.
Sabril (vigabatrina) fue aprobado en 2009 por la FDA para tratar los espasmos infantiles en niños de 1 mes a 2 años. Sin embargo, este medicamento puede ocasionar pérdida del campo visual. La FDA también ha aprobado la hormona adrenocorticotrófica o ACTH (Acthar gel) para el tratamiento de los espasmos infantiles en bebés con esclerosis tuberosa. Estos medicamentos se usan con precaución debido a sus efectos secundarios.
Ningún medicamento anticonvulsivo específico funciona para todas las personas afectadas. A menudo, se puede requerir una combinación de diferentes medicamentos para tratar a algunas personas. Los tratamientos alternativos incluyen la dieta cetogénica o la dieta glucémica. A veces, las convulsiones pueden ser difíciles de tratar y los medicamentos o las dietas que inicialmente funcionaron ya no ayudan (convulsiones refractarias).
En algunos casos, la cirugía de convulsiones para extirpar áreas de displasia cerebral puede ser necesaria para ayudar a controlar las convulsiones que no mejoran o dejan de mejorar con los medicamentos. Las opciones quirúrgicas menos invasivas para controlar las convulsiones incluyen la implantación de un estimulador del nervio vago (dispositivo VNS). Este es un pequeño estimulador eléctrico que se coloca debajo de la piel sobre la parte superior del tórax y se conecta al nervio vago para proporcionar un estímulo eléctrico intermitente, como un marcapasos en el cerebro.
La cirugía de otros órganos puede ser necesaria si la capacidad de un órgano en particular para funcionar correctamente se ve afectada por la presencia de un tumor. Por ejemplo, la obstrucción de la circulación del líquido cefalorraquídeo (LCR) dentro del cerebro (hipertensión intracraneal) debido a un tumor benigno puede requerir un procedimiento de derivación para drenar el líquido o la extirpación quirúrgica del tumor.
En 2012, la FDA aprobó el uso de Afinitor (everolimus) para el tratamiento de niños y adultos con esclerosis tuberosa que tienen un astrocitoma subependimario de células gigantes que no se puede extirpar o solo se puede extirpar parcialmente mediante cirugía. La FDA también aprobó everolimus para el tratamiento de adultos con esclerosis tuberosa que tienen un angiomiolipoma renal que no requiere cirugía inmediata. En algunos casos, los angiomiolipomas pueden requerir cirugía o terapia de embolización. Se puede cortar el suministro de sangre (embolización arterial) a un tumor renal para reducir el tamaño del tumor. Después de la embolización se puede hacer tratamiento con corticosteroides y extirpación quirúrgica (resección) del tumor que preserva el riñón o destrucción (ablación) del tumor. Las lesiones quísticas grandes de los riñones también pueden requerir descompresión o extirpación quirúrgica.
Un tumor benigno dentro del corazón (rabdomioma) puede no causar síntomas y, por lo general, no requiere tratamiento, ya que a menudo desaparecen por sí solos dentro de los primeros años después del nacimiento. Sin embargo, si es sintomático, puede ser necesaria la extirpación quirúrgica (resección). Informes en la literatura médica han detallado el uso no aprobado de inhibidores de mTOR como sirolimus y everolimus, para tratar estos tumores con resultados positivos. A algunas personas afectadas se les pueden recetar ciertos medicamentos para tratar los latidos cardíacos irregulares (arritmias).
Las personas que toman inhibidores de mTOR para tumores internos (por ejemplo, SEGA o angiomiolipomas) pueden ver una mejoría en las lesiones de la piel. La FDA también aprobó un tratamiento tópico para el angiofibroma facial asociado con CET. Se ha visto que el sirolimus tópico al 0,2% es el más efectivo en términos de mejoría clínica. Las personas que no tienen indicación inmediata para el tratamiento con inhibidores de mTOR pueden hacerse a ciertos procedimientos para mejorar la apariencia de las lesiones de la piel, incluida la dermoabrasión, la terapia con láser o la extirpación quirúrgica (escisión) de una lesión.
En 2015, la FDA aprobó el uso de inhibidores de mTOR para el tratamiento de complicaciones pulmonares como LAM en personas con esclerosis tuberosa. Debido a que LAM ocurre con mayor frecuencia en mujeres jóvenes en edad fértil, los investigadores piensan que las hormonas femeninas, como el estrógeno, contribuyen al desarrollo del trastorno. No se ha probado un vínculo entre LAM y las hormonas femeninas. Sin embargo, muchos médicos han investigado el uso de agentes que reducen la producción o los efectos del estrógeno en el cuerpo, como el acetato de medroxiprogesterona. Los medicamentos que contienen estrógeno y los suplementos dietéticos deben suspenderse en pacientes con LAM.. Los resultados han variado mucho entre las personas tratadas.
Algunas personas con deterioro de la función pulmonar pueden necesitar suplemento de oxígeno. En caso de enfermedad pulmonar grave que es resistente al tratamiento, en última instancia puede ser necesario un trasplante de pulmón.
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NORD y la Fundación MedicAlert se han asociado en un nuevo programa para brindar protección a pacientes con enfermedades raras en situaciones de emergencia.
Aprende más https://rarediseases.org/patient-assistance-programs/medicalert-assistance-program/Asegurarse de que los pacientes y los cuidadores estén equipados con las herramientas que necesitan para vivir su mejor vida mientras manejan su condición rara es una parte vital de la misión de NORD.
Aprende más https://rarediseases.org/patient-assistance-programs/rare-disease-educational-support/Este programa de asistencia, primero en su tipo, está diseñado para los cuidadores de un niño o adulto diagnosticado con un trastorno raro.
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