Última actualización:
December 14, 2020
Años publicados: 1987, 1988, 1989, 1995, 2002, 2007, 2014, 2020
NORD agradece a John C. Lieske, MD, Profesor de Medicina, División de Nefrología e Hipertensión, Mayo Clinic, Rochester, MN, por su ayuda en la preparación de este informe en inglés. El informe en inglés fue traducido al español y modificado por Gioconda Alyea, médica genetista brasileira, el 22 de enero del 2024.
La hiperoxaluria primaria (HP) es un grupo de trastornos metabólicos genéticos raros que se caracterizan por la acumulación de una sustancia conocida como oxalato en los riñones y otros sistemas de órganos del cuerpo.
Las personas afectadas carecen de niveles funcionales de una enzima específica que normalmente previene la acumulación de oxalato.
En los riñones, el exceso de oxalato se une al calcio para formar un compuesto duro llamado oxalato de calcio, que es el componente principal de los cálculos renales y urinarios.
Los síntomas comunes incluyen la formación de cálculos en todo el tracto urinario (urolitiasis) y los riñones (nefrolitiasis) y un aumento progresivo de los niveles de calcio en los riñones (nefrocalcinosis). La formación crónica y recurrente de cálculos y la acumulación de oxalato de calcio en el tejido renal pueden causar enfermedad renal crónica, que en última instancia puede progresar a insuficiencia renal. Con el tiempo, la función renal puede deteriorarse hasta el punto en que el oxalato comience a acumularse en otros sistemas de órganos. En general, los síntomas y la gravedad de la HP pueden variar mucho de una persona a otra.
Es posible que la enfermedad renal crónica y la insuficiencia renal ya estén presentes cuando se realiza el diagnóstico por primera vez. Muchos casos de HP se pueden tratar y las chances de tener complicaciones pueden minimizarse con un reconocimiento temprano y un tratamiento oportuno.
La HP se hereda de forma autosómica recesiva.
Las mutaciones genéticas que causan la HP controlan la producción de diferentes enzimas. Hay tres tipos principales de HP (HP tipos I, II y III) que se diferencian por la enzima específica que es deficiente. En el HP tipo I y en el HP tipo II las enzimas se encuentran principalmente en el hígado y en el tipo III las enzimas se encuentran en el riñón y el hígado.
La HP tiene síntomas característicos o “básicos”, pero todavía no hay suficiente información sobre muchos aspectos de la enfermedad, como todos los posibles síntomas y el pronóstico, debido al pequeño número de casos identificados (especialmente con HP tipos II y III), la falta de estudios clínicos extensos y los múltiples genes que influyen en los trastornos. Los pacientes o los padres de los pacientes deben hablar con el médico y el equipo médico de sus hijos sobre su caso específico, los síntomas asociados y el pronóstico general.
La edad de aparición, progresión, gravedad y síntomas específicos que se desarrollan pueden variar mucho de una persona a otra, incluso en personas que tienen el mismo subtipo e incluso entre miembros de una misma familia. Algunas personas pueden tener casos leves que no se diagnostican hasta bien entrada la edad adulta; otros pueden desarrollar complicaciones graves durante la infancia. En algunos individuos, la afectación de los riñones puede progresar lentamente, mientras que en otros puede progresar rápidamente.
HIPEROXALURIA PRIMARIA TIPO I
La HP tipo I es la más grave y común de los tres tipos. Se estima que representa del 70% al 80% de todos los casos diagnosticados con HP. La forma infantil grave se asocia con:
Cuando la HP tipo I se desarrolla durante la niñez o la adolescencia, por lo general, se caracteriza por cálculos recurrentes en el riñón o en otras partes del tracto urinario, como la vejiga o la uretra. Los niños más pequeños pueden tener dificultad para controlar la orina y/o enuresis (orinar sin querer).
La HP tipo I a menudo causa daño renal progresivo e insuficiencia renal.
A algunas personas no se les diagnostica HP tipo I hasta la edad adulta y solamente tienen episodios ocasionales o recurrentes de cálculos renales. En algunos casos, estas personas pueden desarrollar insuficiencia renal debido a la obstrucción de los riñones por cálculos.
Aunque generalmente se describe como una forma leve del trastorno, aproximadamente entre el 20% y el 50 % de las personas diagnosticadas con HP tipo I en la edad adulta tienen enfermedad renal avanzada o incluso insuficiencia renal. En casos raros, es posible que no se haga un diagnóstico hasta que un trasplante de riñón falle rápidamente debido a una enfermedad recurrente. Si la función renal disminuye en una persona con HP, el oxalato comienza a acumularse en otros sistemas de órganos del cuerpo, en especial en los huesos, piel, retinas de los ojos, la capa media de la pared del corazón (miocardio), varios vasos sanguíneos y el sistema nervioso central. Esto se conoce como oxalosis sistémica y ocurre en pacientes con HP una vez que los niveles de oxalato en la sangre se vuelven muy altos y la enfermedad renal está avanzada.
Dependiendo del sistema de órganos involucrado, las personas afectadas pueden desarrollar síntomas adicionales que incluyen:
HIPEROXALURIA PRIMARIA TIPO II
La HP tipo II generalmente se presenta durante la infancia y por lo general, tiene una presentación más leve que la HP tipo I. Se cree que representa aproximadamente el 10 % de los casos de HP. Las personas afectadas pueden desarrollar síntomas similares y tener niveles de oxalato similares a los observados en personas con HP tipo I, pero generalmente desarrollan cálculos renales y urinarios con menos frecuencia. La HP tipo II en algunos casos puede progresar y causar insuficiencia renal, aunque esto suele ocurrir más tarde que en la HP tipo I. Cuando la función renal disminuye, también puede ocurrir la acumulación de oxalato en otros sistemas de órganos del cuerpo, como se describió anteriormente para la HP tipo I.
HIPEROXALURIA PRIMARIA TIPO III
Debido a que se han identificado tan pocos casos de HP tipo III, es difícil saber mucho sobre la gravedad y la progresión de la enfermedad, pero se estima que es al menos tan común como la HP tipo II y representa aproximadamente el 10% de los casos. El trastorno se considera más leve que la HP tipos I o II. Es posible que las personas afectadas no presenten síntomas o que solamente sufren de cálculos renales.
Los síntomas debidos a los cálculos renales frecuentes pueden comenzar a una edad temprana, pero el deterioro general de la función renal es más lento en el tipo III y los niveles de oxalato son más bajos. Las señales y síntomas típicos incluyen la formación de cálculos en el tracto urinario en la primera década de la vida que pueden persistir durante toda la edad adulta. La nefrocalcinosis y la enfermedad renal crónica son poco comunes. Rara vez se ha informado de enfermedad renal avanzada.
HIPEROXALURIA PRIMARIA NO CLASIFICADA
En algunos casos, las personas afectadas presentan señales y síntomas típicos de la HP, pero no tienen cualquier mutación identificable en los genes asociados conocidos gen AGXT, GRHPR o HOGA1. Actualmente se les diagnostica HP no clasificada, lo que lleva a los investigadores a sospechar que hay otras mutaciones genéticas aún por identificar que pueden causar HP.
La PH tipo I es causada por cambios (mutaciones o variantes patogénicas) en el gen AGXT. La HP tipo II es causada por mutaciones en el gen GRHPR. La HP tipo III es causada por mutaciones en el gen HOGA1.
Los genes proporcionan instrucciones para crear proteínas que desempeñan un papel fundamental en muchas funciones del cuerpo. Cuando ocurre una mutación de un gen, el producto proteico puede ser defectuoso, ineficiente o ausente. Dependiendo de las funciones de una proteína en particular, esto puede afectar a muchos sistemas de órganos del cuerpo.
El gen AGXT crea (codifica) la enzima peroxisomal específica del hígado alanina-glioxilato aminotransferasa.
El gen GRHPR codifica la enzima glioxilato reductasa-hidroxipiruvato reductasa. Las mutaciones en cualquiera de estos genes resultan en niveles deficientes de la enzima correspondiente. Estas enzimas desempeñan un papel en la regulación de la producción de oxalato. Los niveles deficientes de estas enzimas conducen en última instancia a una producción excesiva de oxalato en el cuerpo.
El gen HOGA1 codifica la enzima mitocondrial específica del hígado 4-hidroxi-2-oxoglutarato aldolasa. No se comprende completamente el papel exacto que desempeña esta enzima en la producción de oxalato. Por tanto, los investigadores no están seguros de por qué una mutación en este gen conduce a una producción excesiva de oxalato.
El oxalato es una sustancia química que se encuentra en el cuerpo. Es un ácido dicarboxílico que es un producto final normal del metabolismo, o sea de la sustancia final que no se puede metabolizar más. El metabolismo se refiere a los diversos procesos químicos normales que ocurren dentro de un organismo vivo. La mayor parte del oxalato del cuerpo se produce en el hígado, aunque parte del oxalato puede provenir de ciertos alimentos. El oxalato no tiene ningún papel conocido en el cuerpo y se considera un producto de desecho del metabolismo.
Normalmente, la mayor parte del oxalato del cuerpo (en forma de sal de calcio) se elimina del cuerpo (se excreta) a través de los riñones. En personas con HP, la deficiencia de las enzimas que se mencionaron antes resultan en que se produzca un exceso de oxalato por el hígado, lo que provoca una mayor excreción de oxalato por los riñones. Parte del exceso de oxalato comienza a acumularse en el tejido renal en forma de cristales de oxalato de calcio. Esta acumulación anormal causa daño progresivo a los riñones y, si no se trata, en última instancia puede causar insuficiencia renal.
Una segunda fase de la HP ocurre cuando la tasa de filtración glomerular (TFG) de los riñones disminuye. La tasa de filtración glomerular es la velocidad a la que se filtra la sangre por minuto a través de los riñones. Cuando la TFG de una persona afectada con HP disminuye lo suficiente, los riñones ya no pueden manejar las cantidades excesivas de oxalato y el oxalato comienza a acumularse en otros tejidos del cuerpo causando una amplia variedad de síntomas de la HP.
La progresión y la gravedad de la HP son muy variables. Esto puede deberse, en parte, a que ciertas mutaciones específicas en genes se corresponden con síntomas específicos o con la progresión de la enfermedad. La asociación de una mutación específica en un gen con síntomas específicos se conoce como correlación genotipo-fenotipo.
Algunas personas con mutaciones específicas del gen AGXT que causan HP tipo I (por ejemplo, las mutaciones denominadas p.G170R y p.F152I) mejoran con el tratamiento con vitamina B6 (piridoxina), mientras que las personas con otras mutaciones del gen AGXT no. Hasta la fecha, se han identificado más de 170 mutaciones diferentes en el gen AGXT que causan la HP tipo I. Ciertas mutaciones genéticas dentro de cada uno de los tres tipos de HP también predicen qué personas tienen menos probabilidades de desarrollar insuficiencia renal. Algunas investigaciones sugieren que mutaciones específicas del gen AGXT, como p.G170R, están asociadas con una enfermedad más leve o insuficiencia renal de aparición más tardía. Aún no se ha establecido una correlación específica genotipo-fenotipo en HP tipo II y III. Hay más variación entre las mutaciones genéticas de la HP tipo I y II en comparación con la HP tipo III.
Debido a la variabilidad en los síntomas y la progresión de la enfermedad, investigaciones recientes han tratado de identificar factores que ayuden a predecir qué personas progresarán a insuficiencia renal antes de que esto ocurra. Los factores asociados con una mayor probabilidad de una eventual progresión a insuficiencia renal incluyen el diagnóstico de HP tipo I, edad avanzada cuando se diagnostica HP, niveles más altos de oxalato en orina y TFG baja en el momento del diagnóstico. Los niveles de oxalato en orina se consideran el mayor predictor entre estos. Un nivel alto de oxalato urinario se asocia con el desarrollo de nefrocalcinosis, que provoca daño renal crónico a través de inflamación repetitiva y cambios permanentes en los tejidos que alteran la función de los riñones.
Es probable que otros factores contribuyan a la variabilidad de la enfermedad en la HP. Estos pueden incluir factores ambientales y factores genéticos adicionales (es decir, otros genes que modifican el curso de la enfermedad). Sin embargo, aún no se han identificado factores ambientales o genéticos adicionales específicos.
Herencia
La HP se hereda de forma autosómica recesiva. Los trastornos genéticos recesivos ocurren cuando una persona hereda un gen mutado de cada padre. Si una persona recibe un gen funcional y un gen mutado para la enfermedad, la persona será portadora de la enfermedad, pero generalmente no mostrará síntomas. El riesgo de que dos padres, ambos portadores, transmitan el gen mutado y, por lo tanto, tengan un hijo afectado es del 25% con cada embarazo. El riesgo de tener un hijo portador es del 50% con cada embarazo. La probabilidad de que un niño reciba genes funcionales de ambos padres y, por lo tanto, no sea afectada es del 25%. El riesgo es el mismo para hombres y mujeres.
Todas las personas portan algunos genes mutados. Los padres que son parientes cercanos (consanguíneos) tienen una mayor probabilidad que los padres no emparentados de portar el mismo gen mutado, lo que aumenta el riesgo de tener hijos con un trastorno genético recesivo. La HP parece ser más común en países en los que el matrimonio consanguíneo es común.
La HP afecta a hombres y mujeres en igual número. Se desconoce la incidencia y prevalencia exactas de estos trastornos. Debido a que algunos casos no se diagnostican o se diagnostican erróneamente, es difícil determinar la frecuencia real de estas afecciones en la población general.
Las pruebas genéticas moleculares de pacientes jóvenes con formación recurrente de cálculos renales pueden ayudar en el diagnóstico. Sin embargo, algunos pacientes con síntomas comunes de HP no tienen las mutaciones genéticas conocidas relacionadas con la HP, lo que probablemente subestima el número real de personas con HP.
La HP tipo I es la forma más común. Una estimación sitúa la prevalencia de HP tipo I en 1-3 casos por 1.000.000 de personas en la población general, con menos de 1.000 personas con HP en los Estados Unidos y la incidencia en 1 caso por 120.000 nacidos vivos por año en Europa. Se cree que la HP es aproximadamente 2,5 veces más común en los estadounidenses de origen europeo que en los afroamericanos.
El diagnóstico de HP se basa en la identificación de los síntomas característicos (por ejemplo, formación crónica de cálculos), una historia detallada del paciente, una evaluación clínica completa y una variedad de pruebas especializadas. Los niños con nefrocalcinosis o cálculos renales deben ser examinados para detectar HP. Se puede sospechar HP en personas con antecedentes de cálculos renales recurrentes y/o nefrocalcinosis. Debido a que estas afecciones son poco comunes, puede haber un retraso desde la aparición de los síntomas hasta el diagnóstico.
La investigación de la HP incluye medir los niveles de oxalato en orina y plasma, descartar otras causas de niveles altos de oxalato (hiperoxaluria dietética o entérica), pruebas genéticas moleculares para detectar mutaciones que se sabe que están asociadas con la HP y pruebas para detectar la presencia de cálculos renales y examinar su composición.
Pruebas clínicas y diagnóstico
El análisis químico de muestras de orina puede revelar niveles elevados de oxalato, aunque este es un hallazgo que no siempre aparece y es variable. El glicolato (ácido glicólico) en el HP tipo I y el L-glicerato en el HP tipo II también pueden estar elevados en muestras de orina, pero no son específicos (es decir, pueden estar elevados por razones distintas al HP). En algunos casos de HP tipo III, los niveles de calcio en la orina son anormalmente altos. La mayoría de las personas con HP tipo III tienen niveles elevados de 4-hidroxiglutamato en la orina y la sangre, por lo que se piensa que podrían incorporarse en paneles de analitos múltiples para la detección de errores congénitos del metabolismo en recién nacidos.
Los análisis de sangre pueden revelar niveles elevados de oxalato en la sangre en personas con HP que padecen enfermedad renal crónica. De lo contrario, los niveles de oxalato en la sangre suelen ser normales o sólo ligeramente aumentados porque los riñones pueden excretar suficiente oxalato para mantener los niveles plasmáticos (en la sangre) en el rango normal.
Los exámenes de rayos X pueden mostrar cálculos renales o depósitos de oxalato de calcio en el tejido. La tomografía computarizada (TC), una técnica de imagen especializada utiliza una computadora y rayos X para crear una película que muestra imágenes transversales de ciertas estructuras tisulares, como el tejido renal. La tomografía computarizada o la resonancia magnética pueden detectar la gravedad de la oxalosis sistémica al obtener imágenes de la retina, el corazón y los huesos con mayor detalle.
Una biopsia del tejido renal afectado también puede mostrar la acumulación anormal de oxalato. Una biopsia consiste en la extirpación quirúrgica y el examen microscópico de un trozo de tejido afectado. Anteriormente, se utilizaba una biopsia de hígado para obtener una muestra de tejido para realizar un ensayo enzimático como forma de diagnosticar la hiperoxaluria primaria. Un ensayo enzimático es una prueba que mide la actividad de una enzima específica. Un ensayo de este tipo puede demostrar niveles bajos de enzimas específicas asociadas con formas específicas de HP. Hoy en día, la necesidad de una biopsia hepática ha disminuido debido al costo cada vez más bajo y a la mayor disponibilidad de las pruebas genéticas que permiten hacer el diagnóstico de la enfermedad.
El examen de los cálculos renales puede ayudar para distinguir la HP de otras enfermedades que causan cálculos renales. Los cálculos asociados con la HP por lo general son formados por 95% de monohidrato de oxalato de calcio (whewellita), suelen ser de color pálido y pueden tener diferentes tamaños, formas y apariencias (no homogéneos). Aunque los formadores de cálculos idiopáticos también pueden producir cálculos de monohidrato de oxalato de calcio, a menudo también contienen cierta cantidad de dihidrato de oxalato de calcio o de fosfato de calcio.
Las pruebas genéticas moleculares para detectar mutaciones en los 3 genes específicos que causan la HP confirman el diagnóstico de HP.
El tratamiento de la HP se dirige a los síntomas específicos que están presentes en cada persona afectada. Los objetivos principales son reducir la producción y excreción de oxalato, prevenir la formación de cálculos y la infección, preservar la función renal y controlar el dolor y las complicaciones. Las opciones de tratamiento incluyen modificación de la dieta, hidratación, medicación (como piridoxina, citrato o fosfato), diálisis o trasplante (de riñón o de hígado y riñón combinado).
El tratamiento puede requerir los esfuerzos coordinados de un equipo de especialistas que puede incluir pediatras, cirujanos, especialistas que evalúan y tratan problemas de los riñones (nefrólogos), especialistas que evalúan y tratan problemas del hígado (hepatólogos), especialistas que evalúan y tratan problemas del tracto urinario (urólogos), dietistas y otros profesionales de la salud. Los especialistas deben trabajar en conjunto y de forma coordinada para el mejor manejo. Se recomienda asesoramiento genético para ayudar a las familias a comprender la genética y la historia natural de la HP y brindar apoyo psicosocial.
Los procedimientos y los tratamientos específicos pueden variar, dependiendo de numerosos factores, como el estadio de la enfermedad, el subtipo específico, la capacidad de respuesta a la piridoxina, la presencia o ausencia de ciertos síntomas, la edad y la salud general de un individuo y/u otros elementos.
Las decisiones sobre el tratamiento deben ser tomadas por los médicos y otros miembros del equipo de atención médica en consulta cuidadosa con el paciente en función de las características específicas de su caso, una discusión detallada de los posibles beneficios y riesgos, incluidos los posibles efectos secundarios y los efectos a largo plazo, preferencia del paciente y otros factores apropiados.
El diagnóstico oportuno y el tratamiento temprano son esenciales para frenar la progresión del trastorno y preservar la función de los riñones el mayor tiempo posible. Los métodos conservadores tempranos pueden reducir o prevenir la formación de cálculos renales.
Tomar muchos líquidos puede ayudar a prevenir la formación de cálculos renales. Beber grandes cantidades de agua diluye el oxalato que acaba en la orina y reduce el riesgo de su cristalización en calcio. Algunos bebés y niños pequeños pueden requerir un procedimiento conocido como gastrostomía para garantizar la ingesta adecuada de líquidos y la dilución de la orina. Con este procedimiento, se coloca un tubo delgado en el estómago a través de una pequeña incisión en el abdomen, lo que permite la ingesta directa de alimentos, líquidos y/o medicamentos.
Se pueden usar ciertos medicamentos para tratar a personas con HP, incluidos citrato de potasio, tiazidas, magnesio u ortofosfatos. Estos medicamentos, en combinación con la ingesta de agua, pueden reducir aún más el riesgo de que se formen cálculos, pero a menudo no previenen por completo la formación de cálculos o la insuficiencia renal.
Algunas personas con HP tipo I (pero no con otras formas de HP) responden a la suplementación dietética con piridoxina, también conocida como vitamina B6. En tales casos, la suplementación con piridoxina resulta en que haya una reducción de los niveles de oxalato. No todas las personas con HP tipo I mejoran con el tratamiento con piridoxina. La piridoxina es un precursor metabólico de un cofactor necesario para la función de AGT, la proteína afectada en la HP tipo I. Se sabe que ciertas mutaciones de la HP tipo I predicen que haya una buena respuesta a la piridoxina. Las personas que tienen una copia de estas mutaciones suelen responder parcialmente, mientras que aquellos con dos copias responden completamente, o sea, mejoran con el tratamiento.
Si las personas tienen muchos episodios de cálculos, se puede recomendar un procedimiento que utiliza ondas de choque (litotricia) para romper los cálculos en el tracto urinario y los riñones. El tipo más común, la litotricia extracorpórea por ondas de choque, generalmente no se recomienda para personas con HP porque los cálculos son duros y no se rompen fácilmente con este método. En su lugar, se pueden recomendar métodos mínimamente invasivos, como la litotricia con láser ureteroscópica. Durante este procedimiento, se inserta un pequeño tubo o endoscopio en la vejiga y el uréter (el tubo a través del cual pasa la orina desde los riñones hasta la vejiga). Si un cálculo es pequeño, se puede utilizar el endoscopio para extraerlo entero. Si la piedra es demasiado grande, se romperá con un láser. Los fragmentos de piedra son eliminados después.
Algunos médicos recomiendan la restricción dietética de alimentos con alto contenido de oxalato como medida de precaución. Aunque la cantidad de oxalato en la dieta suele ser pequeña en comparación con la producida por el hígado, evitar una ingesta elevada de oxalato tiene sentido común. Los alimentos ricos en oxalato incluyen el chocolate, el ruibarbo y la carambola. Se deben evitar las vitaminas D y C en grandes dosis. Las personas afectadas también deben estar siempre hidratadas y evitar deshidratarse, ya que mantener la orina diluida es muy importante para prevenir la formación de cálculos.
Si la función renal disminuye con el tiempo, o en los casos en que a una persona se le diagnostica HP por primera vez después del desarrollo de una enfermedad renal avanzada o insuficiencia renal, se requerirán tratamientos específicos adicionales.
Es muy importante que las personas con HP que desarrollaron insuficiencia renal sean diagnosticadas rápidamente porque el tratamiento de la insuficiencia renal difiere en comparación con otras causas de insuficiencia renal. Los tratamientos específicos pueden incluir diálisis intensiva, un trasplante de hígado, un trasplante combinado de hígado y riñón o un trasplante de riñón. El tratamiento específico que se haga dependerá de cada caso.
La diálisis se puede utilizar para tratar a personas con HP, pero no siempre es una solución a largo plazo. La diálisis es un procedimiento en el que se utiliza una máquina para realizar las funciones básicas del riñón de eliminación de líquidos y desechos. La diálisis puede ayudar a eliminar el oxalato y otras toxinas del cuerpo. Sin embargo, la diálisis (tanto la hemodiálisis convencional como la diálisis peritoneal) no logra eliminar suficiente oxalato para prevenir la acumulación de oxalato. Por lo tanto, las personas afectadas con hiperoxaluria primaria suelen requerir sesiones de diálisis más frecuentes que las personas con otros tipos de insuficiencia renal (a menudo 5 o 6 veces por semana en lugar de las 3 veces por semana habituales). La diálisis peritoneal no es muy eficaz para eliminar el oxalato y muchos sistemas de hemodiálisis domiciliarios tampoco son particularmente eficaces para la eliminación del oxalato. Sin embargo, la diálisis se utiliza con menos frecuencia en situaciones específicas o hasta que se pueda realizar un trasplante de riñón y/o hígado. Sin embargo, el trasplante de riñón por sí solo tampoco suele ser un medio de tratamiento eficaz, ya que los altos niveles de oxalato excretados en la orina pueden dañar el nuevo riñón trasplantado.
Para algunas personas, se puede recomendar un trasplante de hígado. Dado que el hígado es el único órgano que produce la enzima deficiente en PH tipo I, un hígado nuevo restablecerá la producción de la enzima faltante. Se puede considerar un trasplante de hígado en personas sin enfermedad renal avanzada (trasplante de hígado preventivo), pero todavía no se sabe si se debe hacer en el comienzo de la enfermedad porque puede el trasplante puede causar la muerte después de la cirugía. También se requiere hacer inmunosupresión de por vida después del trasplante.
En algunos casos de HP tipo I, a las personas afectadas se les puede recomendar un trasplante combinado de hígado y riñón si los riñones ya están demasiado dañados (es decir, enfermedad renal crónica en etapa 4). En otros casos (enfermedad renal crónica en etapa 5), se puede recomendar el trasplante secuencial del hígado seguido del riñón.
También se puede realizar un trasplante de riñón aislado en personas con HP tipo I, pero generalmente este tratamiento ha sido reemplazado por un trasplante de hígado preventivo o un trasplante combinado de hígado y riñón. Dado que el defecto en la HP tipo I está en el hígado, un trasplante de riñón aislado tiene un alto nivel de recurrencia de la enfermedad renal.
La HP tipo II puede tratarse mediante un trasplante de riñón aislado, que ha tenido distintos resultados. Aunque la enzima que es deficiente en la HP tipo II está muy extendida por todos los tejidos del cuerpo, parece que la mayor parte del oxalato se produce en el hígado, de manera muy similar a la HP tipo I. El trasplante combinado de hígado y riñón podría ser eficaz en la HP tipo II.
Hasta el momento, sólo se ha notificado un caso de insuficiencia renal en HP tipo III, por lo que normalmente no se necesitan trasplantes para este tipo.
El medicamento llamado Oxlumo (lumasiran) es el primer medicamento alternativo viable al trasplante para HP tipo I aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA). Oxlumo reduce con éxito los niveles de oxalato urinario. Es un tipo de terapia génica conocida como interferencia de ARN que silencia genes defectuosos al interrumpir la formación de proteínas necesarias para la expresión genética. Oxlumo no se dirige a la enzima AGT defectuosa en sí, sino que se dirige a la glicolato oxidasa (GO), una enzima que funciona normalmente y contribuye a la producción de oxalato. Al reducir la cantidad de GO, Oxlumo compensa la producción aumentada de oxalato en la HP tipo I.
También se están estudiando otras terapias genéticas para pacientes con HP. En la terapia génica, el gen defectuoso presente en una persona afectada se desactiva y ya no puede funcionar, como es el caso del ARN de interferencia, o se reemplaza por un gen normal para permitir la producción de la enzima activa e impedir el desarrollo y progresión de la enfermedad. Esta última se conoce como terapia de reemplazo genético y es la forma de terapia que, en teoría, tiene más probabilidades de conducir a una “cura” porque implica la transferencia permanente del gen normal, que luego es capaz de producir una enzima activa en todos los sitios de la enfermedad. Sin embargo, en este momento, no se ha hecho.
Similar a la terapia génica es la terapia celular, en la que las células hepáticas (hepatocitos) se repoblan en el hígado de una persona con HP tipo I. Si tiene éxito, estas células hepáticas normales o genéticamente modificadas restaurarían la actividad adecuada de la enzima alanina-glioxilato. aminotransferasa. Sin embargo, aún no se ha hecho con pacientes.
La AGT y La enzima asociada con la HP tipo I puede, en algunos casos, tener un poco de actividad (actividad enzimática parcial), pero la enzima está deformada (mal plegada), queda atrapada dentro de la célula o se descompone mediante procesos de control de calidad celular. Los investigadores están estudiando fármacos que puedan estabilizar y guiar (acompañar) la enzima AGT defectuosa al lugar adecuado. Los investigadores creen que estas “chaperonas farmacológicas” pueden unirse a proteínas receptoras preservando lo suficiente la forma y función natural de las proteínas para que no queden atrapadas dentro de las células ni se destruyan en los procesos de control de calidad, y puedan viajar a su destino y realizar su función prevista. Se necesita más investigación para determinar la seguridad y eficacia a largo plazo de estos posibles tratamientos para personas con HP.
Los probióticos, que son alimentos o suplementos dietéticos que contienen bacterias vivas que reemplazan o complementan las bacterias beneficiosas que normalmente se encuentran en el tracto gastrointestinal, pueden ayudar a disminuir la absorción de oxalato en el intestino. Ciertos probióticos, como Oxalobacter formigenes, descomponen el oxalato en el intestino y pueden secretar un factor que estimula la excreción de oxalato desde la sangre al intestino. El efecto es reducir el oxalato en la sangre que debe ser excretado por los riñones. Otras bacterias o combinaciones de bacterias pueden tener efectos similares. Sin embargo, ningún estudio clínico actual ha demostrado que esto funcione para tratar pacientes con hiperoxaluria primaria.
El medicamento llamado Nedosiran (Rivfloza™), fue aprobado por la FDA. Es una terapia subcutánea de pequeño ARN de interferencia (ARNip) que se administra una vez al mes, para el tratamiento de la hiperoxaluria primaria (HP). Reduce la sobreproducción de oxalato al inhibir la expresión de la enzima lactato deshidrogenasa hepática (LDH). Nedosiran recibió su primera aprobación el 29 de septiembre de 2023 en EE. UU. para reducir los niveles de oxalato urinario en niños ≥ 9 años y adultos con HP tipo 1 (HP1) y función renal relativamente conservada.
La Oxalosis and Hyperoxaluria Foundation (OHF) y el Rare Kidney Stone Consortium (RKSC) han creado un registro para los trastornos hereditarios de cálculos de calcio, incluida la hiperoxaluria primaria, que actualmente se encuentra en la Clínica Mayo. Un registro es una base de datos especial que contiene información sobre personas con un trastorno o grupo de afecciones específico. La recopilación de datos sobre trastornos raros permite a los investigadores aumentar la comprensión de dichos trastornos, ampliar la búsqueda de tratamientos y acelerar los ensayos clínicos sobre opciones de tratamiento específicas.
Para informaciones adicionales contactar:
Rare Kidney Stone Consortium (Consorcio de cálculos renales raros)
Correo electrónico: [email protected]
Teléfono: 1-800-270-4637
El sitio en la red de Clinical Trials, desarrollado por los Institutos Nacionales de la Salud, proporciona información sobre las investigaciones clínicas. Usted puede ver las investigaciones sobre esta enfermedad en el siguiente enlace: Clinicaltrials.gov. Use el término “Primary Hyperoxaluria” para ver los estudios disponibles. Recomendamos que comparta esta información con los médicos para que analicen los estudios y determinen la indicación de la participación en algún estudio. (en inglés)
Para obtener información sobre los ensayos clínicos en Europa, póngase en contacto con: Clinicaltrialsregister.eu.
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Usted puede aprender más sobre esta enfermedad en los siguientes sitios en la red:
Las siguientes fuentes de información en inglés también pueden ser de utilidad:
Vea también nuestra página en inglés de NORD: Primary Hyperoxaluria.
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